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TURISMO

La fauna de Lleida atrae ya a miles de turistas y revive un pueblo abandonado

Una familia recupera el antiguo núcleo de Buseu y lo dedica al avistamiento de aves

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

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El turismo basado en la fauna salvaje atrae ya a miles de visitantes a Lleida. Los safaris de Ponent tienen menos adeptos que otras actividades en el medio natural como el rafting o el senderismo, pero demuestran ya potencial para activar la economía de las zonas rurales donde echan raíces. Ejemplo de ello es la recuperación del pueblo abandonado de Buseu.

Son un ejército, pero vienen en son de paz. Acuden en busca de calma y, cuando la encuentran, procuran no alterarla. Discretos y muy dispersos, rehuyen las multitudes para disfrutar de cuanto la naturaleza les ofrece. Resulta casi imposible precisar su número, aunque algunas cifras dan idea del volumen de personas que recorren recónditos caminos del llano y del Pirineo.

Medio millón pasaron por el Parc Nacional d’Aigüestortes el año pasado, 271.000 por el Parc de l’Alt Pirineu, y se estima que unos cien mil visitaron el Montsec. A ellos corresponde buena parte de los más de 300.000 servicios que prestan cada año las empresas de turismo activo leridanas, según datos de la Diputación.

Mientras senderismo, trekking, excursiones a caballo, rutas BTT y otras actividades deportivas en el medio natural crecen y se consolidan, proliferan alternativas basadas en la fauna y sus hábitats, que atraen ya a miles de visitantes. Son los safaris de Ponent, donde los trofeos son fotos que no pueden tomarse en ningún otro lugar.

El turismo de fauna, y en especial el ornitológico, atrae a visitantes de toda Europa y países como EEUU

Cada vez son más los que cruzan fronteras para avistar o fotografiar un urogallo, un sisón o un quebrantahuesos. A los aficionados de Catalunya y España se suman visitantes de países como Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, Israel y Estados Unidos.

Entorno a ellos se han constituido en Lleida más de media docena de empresas que ofrecen servicios de guía, con una oferta que abarca desde recorridos para conocer los hábitats del oso y salidas para escuchar la berrea del ciervo hasta rutas en busca de insectos.

Sin embargo, las aves son las protagonistas del turismo basado en la fauna. Sus cifras de visitantes están muy lejos de los 161.000 servicios de rafting o los 131.000 de senderismo y trekking que se contratan en verano en el Pirineo. Sin embargo, la afición a la ornitología muestra ya un gran potencial a la hora de revitalizar la actividad económica allí donde echa raíces.

El ejemplo más llamativo es el de Buseu, un pueblo de Baix Pallars deshabitado desde los años setenta que ha vuelto a la vida como un espacio dedicado a la observación y la fotografía de buitres, quebrantahuesos y águilas doradas.

Superó las 5.000 visitas el año pasado y durante el primer semestre de 2017 ha ganado un 20% de público

Una familia del municipio adquirió años atrás las cinco casas en ruinas y los 230 hectáreas que las rodean para instalar allí un muladar donde atraen a las aves carroñeras con restos de un matadero local; y tres escondites (hides) a su alrededor donde un máximo de siete personas pueden fotografiarlas sin temor a ahuyentarlas ni alterar su comportamiento.

Otros prefieren observarlas de lejos, a través de prismáticos y catalejos, desde el mirador de la casa rehabilitada para acoger a visitantes en estancias de entre 2 y 5 días.

“El 90% son aficionados a la fotografía y muchos vuelven tras la primera visita”, explican Jordi Canut y Anna Tomàs, vecinos de Gerri y propietarios de Buseu. Estas imágenes, añaden, se convierten a su vez en un reclamo para atraer a nuevos visitantes cuando sus autores las publican en las redes sociales.

Reciben entre 150 y 200 turistas al año y casi todos se hospedan en la casa. El mes de agosto, el de mayor afluencia del verano en el Sobirà, es su temporada baja. “La mayoría viene entre octubre y junio”, apuntan.

Esta semana han recibido una familia de Bélgica. Describen a sus clientes como personas con altos ingresos, interesados en las aves sin necesidad de ser expertos que buscan “comodidad y asegurarse buenas fotos”.

Este perfil coincide en buena medida con el que describe el ornitólogo Sergi Sales, instalado en Bellpuig: la mayoría tienen más de 50 años, alto poder adquisitivo y quieren todo el viaje organizado. Una estancia de 5 días puede costarles 1.800 euros. “Buscan cierta calidad y algunos lo combinan con conciertos o un partido del Barça” apunta.

Sales ejerce como guía en los secanos del llano, donde “tenemos especies interesantes como el sisón, la ganga, la ortega, la carraca y el cernícalo primilla”. La mejor época para avistarlas es entre marzo y principios de agosto, cuando su canto hace más fácil identificarlas.

Calcula que el turismo ornitológico atrae a Catalunya unos 4.000 visitantes al año y afirma que la mayoría pasan por los secanos leridanos, lo que lo convierte, añade, en una buena herramienta de desarrrollo local.

La presencia del oso en el Pirineo se ha convertido también en un atractivo para el turismo de fauna, con diferentes empresas que organizan recorridos guiados en sus hábitats en Aran y el Pallars Sobirà. En Isil, la Casa de l’Ós de la EMD de Alòs e Isil, gestionada por la Fundación Oso Pardo, recibió 5.011 visitas en 2016 y ha ganado un 20% de público en el primer semestre de este año.

La entidad gestora cree que los 40 ejemplares del Pirineo central son aún insuficientes para “vender” un turismo de avistamiento y se concentran por ahora en mostrar el hábitat de esta especie. El desarrollo del turismo basado en la fauna avanza en paralelo a quejas de ganaderos y agricultores por daños ocasionados por osos, buitres y especies cinegéticas como jabalíes, conejos y ciervos.

En primera persona

  • Jordi Canut, Baix Pallars: “Recuperar una zona marginal gracias a su riqueza natural”. Jordi Canut,antiguo trabajador del Parc Nacional y ahora del Parc de l’Alt Pirineu, barruntaba desde los años noventa adquirir las 230 hectáreas que rodean Buseu para un proyecto de gestión del territorio que incluía un muladar y escondites para avistar aves. No esperaba adquirir el pueblo, a medio camino entre la reserva de caza de Boumort y el Parc de l’Alt Pirineu, pero los propietarios solo accedieron a vender las parcelas junto con las cinco casas en ruinas. Él y su esposa, Anna Tomàs, constituyeron una empresa junto con familiares y un amigo para hacer realidad el proyecto. La llamaron L’Altre Pallars, explican, para diferenciarse de la oferta turística de “esquí, rafting, Aigüestortes y lotería” por las que se conoce a la comarca en el exterior. Completaron la compra de terrenos y viviendas en 2009 y el muladar y los escondites empezaron a funcionar una o dos veces al mes. Adquirir la totalidad del suelo, apuntan, era necesario para asegurarse de que ninguna otra actividad en los alrededores interfiriera con el avistamiento de aves. Fue Tomàs quien tuvo la idea de rehabilitar una de las casas para alojar a los visitantes y convertir así las visitas de un día en estancias de hasta cinco días. La abrieron con ocho camas en 2012 y consolidaron también los restos de otras viviendas y de la antigua iglesia para evitar que se derrumbaran. “Ha sido una invesión enorme, pero esperamos recuperarla a medio o largo plazo”, explican. “Todavía hay quien nos toma por locos, pero creo que este turismo es capaz de recuperar una zona marginal como esta a través de su riqueza natural”, explica. “Aliarse con la naturaleza puede ser rentable”, subraya Tomàs. Junto a viajes organizados, Buseu acoge cursos de fotografía de aves. Un canal de televisión alemán ha dedicado recientemente un reportaje a este lugar, donde decenas e incluso cientos de aves carroñeras acuden a los pocos minutos de verter restos de matadero en el muladar.
  • Iniciativas para poner espacios naturales al alcance de todos. La familia Peiró Carbonell, de Barcelona, pasa sus vacaciones en el Pallars Sobirà desde los años setenta. De camino a Alins, pasean por un tramo del camino que rodea el embalse de Terradets para “bajar la comida”. Esta vía es una de las iniciativas que han proliferado en Lleida en los últimos años para facilitar el acceso a espacios naturales al mayor número de personas, sea cual sea su edad o estado de forma física. En esta línea se enmarcan la iniciativa de la Generalitat para habilitar una ruta segura para ciclistas entre Lleida y Girona a través de caminos y tramos de carretera poco transitados; y las obras para impulsar la práctica de BTT en la estación de La Pobla, entre otros.
  • Juego de buscar huellas en Isil para conocer el hábitat del oso. La Casa de l’Ós de Isil recibió el jueves 184 visitantes, en su mayoría familias con niños. Los días de lluvia y frío hacen crecer la afluencia de público a la casa. Con buen tiempo, recorren el Sender de l’Ós Bru, un circuito circular de 2,5 kilómetros diseñado para dar a conocer el hábitat del oso. Allí están escondidas ocho reproducciones de huellas del oso y otras especies de la zona, como ciervos y rebecos. Encontrarlas es un juego y un aliciente.
Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.

Decenas de buitres en el muladar cerca del pueblo de Buseu, fotografiados desde uno de los escondites habilitados con esta finalidad.LLEONARD DELSHAMS

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