REPORTAJE URBANISMO Y TURISMO
Bordas de cuatro estrellas
Alt Àneu tiene sobre la mesa dos proyectos para convertir antiguas cabañas de pastores en hoteles mientras Aran limita su uso como alojamiento turístico || Frente ecologista para frenar estas iniciativas mientras otros las defienden como una opción para conservar estas edificaciones
Dos empresas han adquirido en Alt Àneu la borda del Andreuet, en Sorpe; y la de Socampo, en la zona de Bonabé; ambas con el fin de convertirlas en hoteles. La primera se levanta cerca de La Peülla, donde Baqueira prepara su expansión a partir del año que viene. La segunda está en un espacio de alto valor natural, dentro de la Red Natura, clasificado como PEIN y declarado reserva natural parcial para proteger especies en peligro de extinción como el urogallo.
El proyecto de la borda de Socampo ha encendido la chispa de un frente de oposición ecologista. Las asociaciones Ipcena y Depana han expresado su oposición esta semana junto con la Fundación Oso Pardo y la entidad municipal descentralizada (EMD) de Isil. Una campaña de recogida virtual de firmas en el portal Change.org para pedir al ayuntamiento de Alt Àneu que no autorice las obras ha superado ya las 4.700 adhesiones, mientras que Catalunya en Comú también se ha posicionado en contra de esta iniciativa.
Los contrarios al hotel en la borda de Bonabé se oponen a un modelo que consideran nocivo
Sin embargo, las críticas de los contrarios a convertir en hotel la borda de Bonabé se extienden también a lo que consideran un modelo nocivo y contraproducente de explotar las antiguas cabañas de pastores. Así, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, afirmó que este tipo de alojamientos turísticos “tienen sentido vinculados a núcleos urbanos, donde ya tienen los servicios básicos”, como suministro de electricidad y agua, sin necesidad de hacerlos llegar a zonas remotas. En la misma línea, la presidenta de la EMD de Isil, Sofia Isús, preguntó: “¿Es que abriremos las bordas mientras cerramos los pueblos?”. Aludía así a la despoblación de numerosos núcleos del Pirineo.
“Si el hotel en la borda de Socampo se aprueba, habrá otros”, advierte Francesc Espinal, secretario general de Depana. “Es un modelo catastrófico”, añade. Por su parte, Jordi Pedrós, de Ipcena, valora que “no se puede sentar tal precedente en un valle tan virgen” o de lo contrario, dice, el Pirineo “puede acabar convertido en una nueva Costa Brava” llena de edificaciones.
Frente a las críticas, el promotor del proyecto de la borda de Socampo defiende que el alojamiento que proyecta solo tiene sentido si se integra en el paisaje sin alterarlo. Por su parte, la alcaldesa de Alt Àneu, Laura Arraut, puntualizó que ha solicitado informes a la Generalitat sobre los planes para convertir bordas en hoteles y, al margen de estos proyectos en concreto, valora que “si no se hace nada con las antiguas bordas, acabarán desmoronándose”. En este sentido, la normativa para regularlas que impulsa Aran busca dotar de incentivos la conservación las bordas sin permitir obras que las desfiguren. Para ello, proponen un uso hotelero limitado, restauración allí donde lo admitan los ayuntamientos o el ocio familiar.
Pocas habitaciones para cabañas en ubicaciones privilegiadas Los proyectos para grandes complejos residenciales y hoteleros anteriores a la crisis parecen hoy en día un recuerdo muy lejano, si bien sus promotores evitan que los planes urbanísticos ya aprobados caduquen con la esperanza de desarrollarlos algún día. Frente a las macropromociones de la década pasada, los nuevos proyectos de alojamientos turísticos tienden a instalaciones lujosas, pocas plazas y, sobre todo, la búsqueda de entornos privilegiados sea por su valor natural o por su proximidad a pistas de esquí.