TRIBUNALES JUICIO
Rebajan la petición de pena de prisión para el cazador que mató a un vecino de Tàrrega
La Fiscalía reclama 10 años por homicidio doloso en lugar de 13 porque el acusado ha indemnizado a la familia || Una acusación particular pide finalmente 15 años y la otra, 5 o alternativamente 2,5
Las acusaciones rebajaron ayer sus peticiones de cárcel para Francisco Martín, el cazador acusado de disparar mortalmente a Ramon Ribera, vecino de Santa Maria de Montmagastrell (Tàrrega), en diciembre de 2014. En este sentido, la Fiscalía rebajó de 13 a 10 años su petición de condena por homicidio doloso al considerar que el acusado ha reparado el daño al pagar la indemnización a las víctimas, pero mantiene que Martín disparó con la intención de matar a la víctima. La misma atenuante, la reparación del daño, fue admitida por las acusaciones particulares. Enric Rubio, abogado que representa a los hermanos de la víctima, mantuvo su acusación por asesinato pero rebajó la petición de pena de 20 a 15 años. Por su parte, el letrado Daniel Ibars, que representa a la hija del fallecido, calificó los hechos de homicidio doloso por lo que pide una condena de 5 años de prisión, y en caso alternativo, de dos años y medio por homicidio imprudente. Por su parte, la defensa, ejercida por Andrés Maluenda, que sigue pidiendo la absolución, admitió que se le imponga como alternativa un año por homicidio imprudente.
Estas fueron las conclusiones en la última jornada del juicio que se celebra por estos hechos en la Audiencia de Lleida desde el lunes. Ahora, será el jurado popular quien emita un veredicto de inocencia o culpabilidad antes de que el tribunal dicte sentencia.
Los agentes de balística califican la versión del acusado de “incongruente” y ven un “disparo directo”
Una última jornada muy larga, de casi ocho horas, en las que las partes y el jurado escucharon los informes forenses y de balística. En el primer caso, los forenses certificaron que el disparo que recibió la víctima fue a quemarropa, casi horizontal con trayectoria descendente y que fue mortal de necesidad al causar la “destrucción” de la médula espinal. También declararon tres agentes de los Mossos d’Esquadra de la unidad de balística que afirmaron que la versión del acusado (que sostiene que la víctima le arrebató el arma tras un forcejeo y que esta se disparó) es “incongruente” y que la posición más compatible es que hubo un “disparo directo”. Para ello, llevaron a cabo una treintena de pruebas y ninguna de ellas ha podido demostrar la versión del cazador de Sant Just Desvern. Unos informes de los que se sirvió el Ministerio Público para señalar que el acusado “cargó el arma, apuntó y disparó cuando la víctima se iba” del lugar. Hipótesis que comparten las acusaciones particulares, mientras la defensa admite negligencia del acusado por llevar el arma cargada.