Acuerdo para el compostaje en Alcarràs tras años de disputa entre ganaderos y payeses

La agrupación de ganaderos de Alcarràs y la comunidad de regantes de Vallmanya han alcanzado un acuerdo para la construcción de la planta de compostaje que ha sido objeto de disputa entre ambas partes desde hace una década. Los primeros la impulsaron como una solución para dar salida a excedentes de purines y estiércol de sus explotaciones; los agricultores, por su parte, cuestionaban la ubicación elegida en Vallmanya y temían que las deyecciones se filtraran en el subsuelo y provocasen contaminación de las aguas subterráneas.

El acuerdo establece que los ganaderos deberán obtener un aval de 150.000 euros a modo de fianza para hacer frente a cualquier actuación necesaria en la planta o a cualquier perjuicio que pueda derivarse de su actividad. Asimismo, una comisión con miembros de la agrupación de ganaderos, de la comunidad de regantes y representación del ayuntamiento deberá reunirse periódicamente para verificar su buen funcionamiento una vez en marcha. Así lo confirmaron fuentes de ambas partes, después de meses de negociaciones para evitar que los contrarios a esta instalación recurriesen a los tribunales para intentar frenarla.

Un aval de 150.000 euros cubrirá contingencias y una comisión velará por que la planta funcione sin fallos

Las promotores han obtenido ya la licencia municipal de obras para la planta de compostaje y deberán redactar ahora el proyecto ejecutivo de la planta, según explicó el alcalde, Miquel Serra, en el pleno celebrado esta semana. La agrupación de ganaderos confía en poder iniciar los trabajos a principios de 2018. Cabe recordar que ha obtenido ya el visto bueno ambiental de la Generalitat y la aprobación de Urbanismo.

El proyecto de la planta de compostaje de Alcarràs se remonta a 2004. Pasó años en suspenso hasta 2014, cuando el sector ganadero de Alcarràs sufrió reveses que le obligaron a reformular la gestión de las deyecciones. Por una parte, el cierre de la planta de secado de purines por los recortes del Estado que clausuraron todas las instalaciones de este tipo en Lleida. Por otro, la constatación por parte del departamento de Agricultura de que el 15% de los planes de gestión de deyecciones en Catalunya compartían tierras de cultivo donde aplicarlas, lo que supone riesgo de vertidos excesivos y obligó a corrregir los que compartían los mismos terrenos. La agrupación considera la planta de compostaje como una pieza clave para una correcta gestión de las deyecciones sin tener que reducir la cabaña en sus explotaciones.