COMARCAS
“El crecimiento del coche eléctrico necesita políticas para crear una red de recarga”
El responsable de energías renovables de Endesa señala que “actualmente no hay incentivos” para ello
La creciente implantación de los coches eléctricos está lastrada por una red de puntos de carga que en España es todavía claramente insuficiente. “A día de hoy no hay incentivos económicos para crear esta infraestructura”, valoró el pasado jueves en Lleida Enrique de las Morenas, director general de Energías Renovables Iberia y presidente de Enel Green Power España, división de energías renovables de Endesa. Durante su conferencia en el ciclo Debats al Roser que organiza SEGRE con motivo de su 35 aniversario (ver SEGRE del viernes), señaló que son necesarias “apuestas políticas que se conviertan en normativa” y que estas se traduzcan en “medidas de promoción” para favorecer el crecimiento del parque de vehículos eléctricos. Hasta ahora, las principales iniciativas en este sentido han surgido de los ayuntamientos, que introducen en sus ordenanzas bonificaciones en la tasa de vehículos para los modelos menos contaminantes.
“Hasta ahora no ha habido en Europa ninguna legislación que promueva decididamente la movilidad eléctrica”, subrayó De las Morenas. Apuntó que el crecimiento del parque de vehículos eléctricos favorecería también el abaratamiento de las baterías para las instalaciones eléctricas de edificios. “Su coste decaerá a medida que crezca su implantación y será en buena parte gracias a la movilidad eléctrica”, dijo.
“Actualmente, todos tenemos asumido que tenemos que detener el cambio climático, incluso los países subdesarrollados”, afirmó el responsable de energías limpias de Endesa, quien señaló la sustitución de los combustibles fósiles por electricidad como uno de los medios más eficaces para hacerlo. “Debemos electrificar nuestro consumo de energía”, dijo, y recordó que el objetivo de la Unión Europea (UE) para el año 2050 apunta a eliminar en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero.
En cuanto a la situación de España para alcanzar esta meta, De las Morenas valoró que podrá cumplir con el objetivo fijado para 2020, que prevé que el 20% de la energía consumida proceda de fuentes renovables. Será posible, afirmó, “si se desarrollan todos los proyectos que han ganado las subastas de renovables” convocados por el Estado. Sin embargo, necesitará el doble de cuanto generan actualmente las centrales solares y los parques eólicos para cumplir con las previsiones de la UE para 2030. Hacerlo, dijo, requerirá nuevas instalaciones con una potencia total de 40 GW que supondrían una inversión de 40.000 millones de euros en el conjunto del Estado. “Es tanto como lo que hemos instalado en toda España durante los últimos veinte años, esa es la magnitud del desafío”, apuntó.
De las Morenas se mostró convencido de que las energías renovables resurgirán tras el parón de 2012, gracias a avances tecnológicos que hacen más eficientes y baratos los parques eólicos y las centrales solares, y permitirán en breve hacerlos viables incluso sin las primas por generar electricidad que los han hecho posibles durante las últimas dos décadas.
En este sentido, apuntó que “podemos esperar que el coste de las renovables siga descendiendo”, y pronosticó una bajada de hasta el 40% en la fotovoltaica y un 9% en la eólica para mediados de la próxima década. Asimismo, señaló que la disponibilidad de suelo y de red eléctrica sitúa a España en una situación mejor para desarrollar las renovables que países como Alemania, donde su implantación solo podrá crecer, dijo, con la instalación de paneles solares “tejado a tejado”. No obstante, reconoció que los largos periodos de tiempo necesarios para autorizar este tipo de instalaciones suponen “un problema, y no sencillo” para su desarrollo. Aún así, señaló que el hecho de que las competencias en esta materia recaigan sobre las administraciones autonómicas “genera una competencia saludable” que las empuja a “movilizarse para atraer a emprendedores”.
Una mayor implantación de las energías renovables, añadió, supondrá una creciente reducción en el recibo de la luz al tratarse de la fuente de energía más barata, aunque puntualizó que esta situación plantea también un nuevo escenario en que las tarifas podrían ser “más volátiles” en función del viento y la radiación solar de cada momento; y que un descenso de los precios significativo podría llegar incluso a comprometer la viabilidad económica de nuevos proyectos de energías limpias. “Es un pez que se muerde la cola”, concluyó.