Los trabajadores de Port Ainé secundan la huelga, que no tiene repercusión en Espot

Más del 80% de los trabajadores de Port Ainé, según la dirección, y el 100%, según el comité de empresa, secundaron la huelga que comenzó ayer y que continuará hoy y todos los fines de semana hasta finales de febrero entre las 11.00 y las 15.00 horas. Sin embargo, la repercusión en Espot fue mínima. Según el director de las estaciones pallaresas, Xavier Bigordà, a causa del paro se habrían perdido entre 1.500 y 1.700 clientes que normalmente acuden en estas fechas a las instalaciones de Rialp. Ayer solo lo hicieron 280. Estuvieron abiertos los servicios mínimos como alquiler de material, restaurantes y cafeterías, escuelas de esquí, raquetas, parque lúdico, zona de debutantes y tiendas. Gran parte de los esquiadores se redirigieron a Espot, donde la incidencia fue mínima y estuvo abierta. De hecho se vendieron 1.875 forfaits, aunque el mal tiempo y el viento obligaron a cerrar temporalmente el telesilla del Bosc, que se volvió a reabrir sobre las 13.30 horas.

El portavoz del comité de empresa, Xavier Pedemonte, señaló estar “parcialmente satisfecho” ya que confiaban en un seguimiento más elevado en Espot (solo fue de un 3,4%). En este sentido, denunció “presiones y coacciones más propias del sigo XIX que del XX” y afecciones al derecho de huelga con rebajas en el precio de los forfaits y promociones a los clientes que no se hacen en este época del año. Para evitar presiones se han eludido reuniones con políticos o el sector turístico como se hizo en años anteriores y que acabaron con el paro desconvocado como en 2014 o 2016. Bigordà, por su parte, indicó que “estamos dispuestos a hablar fuera de un contexto de huelga”. Los trabajadores exigen equiparación de salarios y categorías, las mismas condiciones laborales que otros empleados de FGC y la gratificación a personas con trabajos peligrosos, entre otras reivindicaciones. Casi un centenar de personas trabajan en las dos estaciones.

Consecuencias nocivas para el Pallars Sobirà El presidente del Sobirà, Carles Isús, indicó que, al margen del derecho de los trabajadores a defender sus reivindicaciones, estas podían haberse hecho antes de la temporada y no inmersos en ella, ya que los efectos para el sector turístico y comercial son nocivos. Consideró que la manera de hacerlo ha sido “poco profesional y desmesurada, ya que repercute en el territorio, que no puede decir nada”. El portavoz del comité de empresa, Xavier Pedemonte, lamentó los perjuicios de la huelga.