EMPRESAS LIQUIDACIÓN
El juez inhabilita al dueño del balneario de Rocallaura
No podrá administrar bienes ajenos durante 3 años || Después de que el juez haya declarado culpable el concurso de acreedores
El balneario cerrado el pasado 31 de enero.
El juzgado de lo mercantil número uno de Lleida ha declarado culpable el concurso de acreedores del balneario de Rocallaura, cerrado desde el pasado 31 de enero. Esta resolución inhabilita al propietario, Josep Vilanova, durante un periodo de tres años en los que no podrá administrar bienes ajenos. La condena supone también la pérdida de cualquier derecho que pudiera tener como acreedor de la empresa y le impone el pago de las costas procesales.
La resolución judicial, del pasado 25 de octubre y publicada ayer en el Boletín oficial del registro mercantil (Borme), establece que la inhabilitación para administrar bienes ajenos será efectiva hasta el 25 de octubre de 2020. Cabe recordar que la calificación de concurso culpable se aplica al considerar que la actuación del deudor ha agravado la situación económica que ha conducido a la insolvencia. Este diario intentó recabar sin éxito la versión tanto de Vilanova como de la administración concursal.
El balneario cerró el 31 de enero tras un concurso de acreedores que se ha prolongado cuatro años
La empresa Balneari de Rocallaura SL se encuentra actualmente en proceso de liquidación después de un proceso concursal que se ha prolongado durante cuatro años. El pasado mes de enero se aplicó un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción a la totalidad de la plantilla. De los 34 empleados de este balneario del Urgell, únicamente quedaron tres personas, dedicadas a llevar a cabo preparativos para desmantelar las instalaciones y para atender llamadas hasta mediados de este mes, según apuntaron días atrás fuentes sindicales.
El balneario, construido a principios del siglo XX y clausurado durante la Guerra Civil, reabrió en 2009, después de que la familia propietaria invirtiera 10 millones de euros en recuperarlo. La gestión estuvo en manos de la cadena hotelera Hotusa desde 2011 hasta 2015, cuando los propietarios la recuperaron. Para entonces, el balneario estaba ya en concurso de acreedores, con un pasivo de siete millones de euros. Mientras estuvo abierto recibió a unos 200.000 visitantes.
