SUCESOS TERREMOTO
El Pirineo registra el mayor seísmo de la década y lo perciben incluso en el llano
Con epicentro en Sopeira y dos réplicas, no ocasionó daños personales ni materiales
El Pirineo registró ayer por la mañana el mayor seísmo de la década, con una intensidad de 4,1 y dos réplicas con el epicentro en el municipio oscense de Sopeira. El temblor de tierra no ocasionó ningún daño, pero se pudo percibir incluso en las comarcas del llano de Lleida y provocó alarma y desconcierto entre quienes lo sintieron.
Una vecina de Sopeira despertó ayer sobresaltada creyendo que su cama se había desplazado contra la pared de la habitación. A 15 kilómetros de allí, las ventanas del instituto de secundaria de El Pont de Suert empezaron a vibrar al unísono. En Lleida, un hombre oyó traquetear las puertas de un armario y las abrió, convencido de que su gata se había quedado encerrada, pero el animal no estaba allí. Entre tanto, un vecino de Tàrrega contemplaba desconcertado cómo temblaban los objetos guardados en una vitrina. Todos estos sucesos tuvieron lugar al mismo tiempo, a las 9.26 de la mañana, y muy pocos se dieron cuenta al principio de qué los provocaba. Se trataba de un terremoto, el más intenso registrado en el Pirineo en la última década, con epicentro en Sopeira y que llegó a percibirse en el llano de Lleida.
El seísmo ocurrió a una profundidad de 12 kilómetros y alcanzó una intensidad de 4,1 sobre diez en la escala de Richter, según el Instituto Geográfico Nacional de España. Tuvo dos réplicas por la mañana. La primera, a las 9.53 horas, tuvo una magnitud de 3,5. La segunda, a las 10.29, llegó a 3,2. Por su parte, los sismógrafos del Institut Geològic de Catalunya registraron intensidades menores, que no superaron el 3,7. El temblor de tierra no ocasionó daños personales ni materiales, según corroboraron tanto vecinos de localidades afectadas como los servicios de emergencias. Tan solo provocó alarma y desconcierto entre quienes lo sintieron.
Endesa activó el protocolo de revisión de la presas en un radio de 30 kilómetros del epicentro, y verificó que las centrales de Escales, Sopeira, Talarn y Terradets no habían sufrido daños. También la Confederación Hidrográfica del Ebro revisó Santa Ana, Barasona, Mediano y El Grado. Tras inspecciones y auscultaciones, concluyó que las condiciones de seguridad “no se habían visto alteradas”. El temblor se percibió en buena parte del Pirineo mientras persistía un riesgo de aludes de 3 sobre 5 tras las nevadas de la semana pasada, por lo que se recomendó a los esquiadores precaución fuera de las pistas.
“Al sentir la vibración, temimos que el tejado de una casa se hubiera derrumbado”, explicaron Sandra Altarriba y Enrique Ariño, que regentan el restaurante y alojamiento rural de Casa Pase de Sopeira. El terremoto sacó a las calles y a los balcones a los vecinos. Unos temieron un derrumbe, otros el estallido de una bombona de butano e incluso hubo quien pensó en una rotura en la presa de Escales, a pocos kilómetros aguas arriba. Sin embargo, todo estaba en orden y al hablar entre ellos cayeron en la cuenta de lo sucedido. Cuando se difundió la información sobre el seísmo, empezaron a recibir llamadas. Primero de los servicios de emergencias para verificar que todos estaban a salvo, y luego de familiares y amigos preocupados. Recibieron respuestas tranquilizadoras.