SALUD LABORAL
Un leridano, primer enfermo por amianto en el metro de Barcelona
Trabajó en la reposición del pavimento de vagones, con placas que contenían este material || No descarta llevar el caso a los tribunales ante el riesgo de sufrir cáncer
Juan Pareja, ayer en su vivienda en Balàfia.
Juan Pareja, un vecino de Lleida de 61 años, es la primera víctima detectada por amianto por trabajar en el metro de Barcelona. Padece asbestosis, una enfermedad pulmonar causada por la exposición a fibras de amianto y que ha supuesto que haya perdido el 20% de su capacidad pulmonar. Este vecino de Balàfia, que actualmente está prejubilado, trabajó durante años para la empresa leridana Rocafort (posteriormente Tradinsa), encargada de la sustitución del pavimiento de los vagones de metro, fabricado con una mezcla de PVC y amianto. “No había indicación alguna de protección. Cortábamos con la sierra radial los tableros e inhalábamos todo el polvo. No utilizábamos mascarillas”, explicó ayer a este periódico. Su salud empeoró con el paso de los años. “Me ahogaba al subir escaleras o me despertaba por la noche al no poder respirar. Me han detectado asbestosis y no puedo hacer esfuerzos. El mayor problema es que las fibras se quedan en los pulmones y no desaparecen”, añadió. El leridano recuerda que “el mayor riesgo que existe ahora es que pueda desencadenar en un cáncer. Es como una espada Damocles que llevo encima”. En el caso de que se lo detectaran, Pareja afirmó que “me plantearé llevar el caso a los tribunales”.
En la actualidad, 169 personas (trabajadores en activo y jubilados) del metro de Barcelona están sometidos a un programa de control, con análisis anuales, porque estuvieron expuestos en diversas etapas, principalmente entre 1993 y el 2003, según informó Transports Metropolitans de Barcelona a El Periódico.
Uralitas con este material en Sant Martí de Riucorb
Los Agentes Rurales han instado a un vecino de Sant Martí de Riucorb a que retire 70 placas depositadas en una finca del pueblo por contener amianto. Este material es un residuo especial que debido a su alto grado de peligrosidad solo puede ser gestionado por empresas autorizadas hasta que no se entrega al único vertedero de Catalunya que puede tratarlo, en Castellolí (Anoia).
