Valtonyc: “La máquina fascista hace tiempo que funciona y no parará”

“La sociedad española no sabe distinguir entre los opresores y los oprimidos, sobre todo cuando se trata de libertad política. La máquina fascista hace tiempo que funciona en España y no parará de un día para otro”. Así se expresó ayer el rapero mallorquín Josep Miquel Arenas, de nombre artístico Valtonyc, en la primera de las tres mesas redondas con las que el Museu de Lleida reflexiona sobre la censura en el mundo creativo –con motivo de la polémica en torno a la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra, que se expone hasta el 22 de abril–. Valtonyc, condenado por el Tribunal Supremo a tres años y medio de prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona, subrayó que “los que están en el poder tendrían que agradecer que solo utilizamos canciones y palabras para denunciar las injusticias”, al mismo tiempo que denunció “la persecución de los tribunales a la resistencia intelectual y la disidencia”. En esta línea se expresó también el escritor Francesc Serés, que aseguró que la creación artística no tendría que tener ningún límite, siempre y cuando se trate de críticas en forma de metáfora y no de hechos. “El arte tiene las herramientas necesarias para reflexionar sobre los límites morales. Es autor expresa sus pensamientos más íntimos, por lo que nunca se debería censurar, estemos más de acuerdo o menos”.

El profesor de Historia del Arte Joan Maria Minguet y la historiadora Pilar Parcerisas fueron los más críticos durante su intervención, llegando esta última a afirmar que “cuando el poder da asco y no existe la democracia se destruye el arte”. “En una sociedad madura el arte se debería entender como un espacio de debate y reflexión, pero no olvidemos que el poder solo censura porque puede y quiere seguir siendo el más fuerte”, sentenció Parcerisas. En cambio, Minguet hizo hincapié en los “represores pasivos”, aquellas personas que defienden la censura con sus mofas y sus comentarios despectivos a través de las redes sociales: “la censura es una enfermedad que nos compromete a todos y cuando pasa en el campo de la cultura, donde no tendría que haber dogmas de fe ni persecuciones ideológicas, el resultado es miserable”.