Más de 40 municipios de Lleida con casi 7.000 vecinos no tienen ninguna tienda
Noguera y Segarra, las más afectadas, y sus residentes se organizan para comprar
Más de 40 municipios de Lleida, que suman al menos 6.800 vecinos, no tienen tienda de comestibles ni establecimientos comerciales, según datos de la conselleria de Empresa. La Noguera, la Segarra y el Solsonès son las comarcas con más localidades sin comercios, mientras que en el Segrià, el Pla d’Urgell y la Alta Ribagorça todos los municipios tienen más de un establecimiento. Las cifras son similares a las de hace una década, aunque estas localidades siguen sufriendo las consecuencias de la despoblación rural. Por ejemplo, Cava, Estaràs, Esterri de Cardós, Fulleda, Guixers, Els Omells de na Gaia y Tiurana (que constan en el listado de la conselleria) perdieron un 18% de sus vecinos entre 2008 y 2017. Esta situación provoca que los habitantes de estos municipios tengan que ingeniárselas para poder hacer la compra. A Bellmunt d’Urgell, cada día llega el panadero desde Castellserà y los medicamentos desde Penelles, mientras que en Canejan el Conselh Generau ofrece un servicio de taxi a la demanda los miércoles para que los vecinos puedan ir a Bossòst o a Les a comprar. En el Alt Urgell, el conductor del transporte a la demanda del consell a veces lleva pequeñas compras de los establecimientos de La Seu d’Urgell a los vecinos de pueblos como Tuixent o Estamariu. Algunos de estos 40 municipios hace muchos años que no cuentan con una tienda, como es el caso de Riner o Lladorre, aunque en este último sí hay un establecimiento turístico. Lo mismo sucede en Tarrès, donde el Sindicat dispone de un espacio de agrotienda, que también está orientado a los turistas. Hace unos meses Florejacs perdió su restaurante y hace una semanas también su horno. Era el último que se mantenía abierto en este municipio. En Concabella (Els Plans de Sió) cerró hace 2 años su último y centenario comer- cio, el Estanc de Cal Canosa, que actualmente la familia mantiene como museo particular. No obstante, hay municipios que recuperaron el comercio local y lo han vuelto a perder, como es el caso de Bausen. En 2008 abrió la Tauerna Era Pajareta y en la primera planta los propietarios crearon una pequeña tienda y volvieron a disponer de una tienda de comestibles después de quince años. La alcaldesa de Bausen, Veronique Fontan, explicó ayer que el servicio de bar sigue abierto, aunque la tienda cerró hace tiempo porque “no era rentable”. Asimismo, en Els Alamús hace unos 7 años volvieron a tener una tienda de comestibles, Queviures Carme, después de estar otros 8 sin un comercio. El alcalde, Celestí Panavera, reconoció que “mantener un establecimiento en un pueblo pequeño es complicado”. Fuentes de la conselleria de Empresa aseguraron que este fenómeno se registra generalmente en pueblos pequeños que han ido perdido población y los comercios cierran porque la actividad se concentra en municipios más grandes y en las capitales de comarca. No obstante, trabajan para que cada localidad tenga al menos un comercio.
El último establecimiento de Fígols cerró hace quince años
La única tienda que había en Fígols i Alinyà estaba en Fígols y cerró sus puertas hace ahora 15 años. El comercio aguantó abierto hasta que la propietaria, Carmen Serradell, cumplió los 89 años. Entonces, apenas vendía un poco de fruta y latas de conservas. El pueblo está a escasos dos kilómetros de Organyà y los vecinos se desplazaban a comprar a esta localidad. Serradell, ahora con 104 años, se fue a vivir al Solsonès con sus hijos, pero el interior del local de la tienda, en la plaza Major, conserva las estanterías originales, informa C. Sans.
Un solo comercio para los 13 pueblos de Torrefeta i Florejacs Ca la Montserrat de Sedó, un negocio familiar regentado por Montserrat Alavedra y Joan Roca, es el único comercio en los 13 pueblos de Torrefeta i Florejacs. La tienda tiene carnicería y productos de todo tipo. La vivienda está en la planta superior y en muchas ocasiones los vecinos llaman directamente a la casa. Joan explicó ayer que el comercio no tiene mucho movimiento y “hay que tener paciencia y hacer muchas horas”, pero reconoció que en poblaciones pequeñas con una media de edad elevada la tienda es un servicio importante. Antiguamente Sedó había tenido hasta tres tiendas.