«No pedí permiso, simplemente, lo hice»

Fue una de las primeras ‘fallaires’ de Durro. ¿Costó que las aceptaran?

En realidad, no le pedí permiso a nadie. Ninguna de las cinco mujeres que corrimos fallas el 13 de junio de 2013 rompiendo una tradición lo hizo. No las tenía todas conmigo, pero el 13 de junio de 2010 subí al Faro. Hubo gente que se molestó, me consta. Pero todas las tradiciones evolucionan. No podía ser que un turista pudiera correr fallas y yo que soy de Durro, e hija de un fallaire, lo tuviera prohibido.

¿Y cómo fue la experiencia?

En realidad, estaba nerviosa, porque no sabía cómo nos recibirían en el Faro y porque sabía que todo el mundo estaría pendiente de nosotras. Pero a partir del segundo año... ¡indescriptible! Yo ya había corrido fallas en otros pueblos, pero hacerlo en el tuyo es tan emocionante que no se puede explicar.

¿Qué la empujó a rebelarse?

Lo hice por mí, por mi hija y por todas las mujeres que vendrían después. Yo ya tenía 37 años cuando corrí fallas en Durro por primera vez, pero ellas lo podrán vivir desde jovencitas. ¡Era tan injusto que no pudiéramos vivir la fiesta! Estoy contenta de que ahora las fallas sean paritarias.