ESNOTICIA
Turismo con credenciales
Los visitantes llegan a la demarcación para conocer los atractivos que han recibido certificaciones de entidades internacionales || Reconocimientos para el patrimonio natural y cultural de Lleida
La naturaleza y las tradiciones son dos de los mayores atractivos turísticos de Lleida y esto le ha valido a la demarcación reconocimientos internacionales que son credenciales para el turismo, que llega para conocer de primera mano el patrimonio medioambiental y cultural de primer nivel del que disponen las comarcas de Ponent.
A vista de pájaro, el verde es el color que mejor define las comarcas de Lleida en un año lluvioso como 2018. Y el turismo lo sabe. Bajando al detalle, el marrón secano gana su espacio, aún cruzado por grandes cicatrices ondulantes de color azul como el Segre y los Nogueras, Pallaresa y Ribagorçana. El colorismo es el bien más preciado entre el Pirineo y el llano y uno de los más buscados por el visitante. El color de la naturaleza y el atractivo de la tradición. No es estraño, entonces, que uno y otro tengan a estas alturas algunos de los reconocimientos más importantes a escala internacional. Desde un punto de vista interno, son el orgullo del leridano. Mirando al exterior, son credenciales para el turismo internacional.
Un número cada vez mayor de sellos de calidad bautizan los mejores destinos de Lleida. La sierra del Montsec forma parte de la red Starlight, que reconoce la calidad del cielo nocturno y defiende “el derecho a la luz de las estrellas”, según su propia definición. El Parc Nacional d’Aigüestortes, de cerca de 15.000 hectáreas de superficie en el núcleo central, aspira también a lograr este reconocimiento, que otorga la fundación Starlight y tiene el aval de la Unesco. Se les suma el recién declarado Geoparc y el reconocimiento de Aran como destino Biosphere de turismo responsable, un sistema de certificación privado también reconocido por la Organización Internacional de Turismo (OMT). El Geoparc, que comprende todo el Pallars Jussà y los municipios de Baix Pallars, Coll de Nargó, Vilanova de Meià, Camarasa y Àger, es el carnet que certifica la importancia geológica de este espacio y que implica su gestión y su promoción conjunta, mientras que el destino Biosphere acredita a La Val d’Aran como primer espacio de montaña en lograr este reconocimiento.
En las comarcas del Pirineo, la intensidad turística es de 43,5 plazas de alojamiento por cada cien habitantes
Más allá de la naturaleza, las tradiciones y algunos de los mejores elementos patrimoniales de Lleida ostentan sus propios carnets de calidad. Las fallas de Aran, la Ribagorça y el Pallars, que atraen a unos 45.000 visitantes cada año; el románico de La Vall de Boí, que tiene otros 150.000 seguidores, o las pinturas rupestres de El Cogul, con 6.000 más, están reconocidos también como patrimonio mundial por la Unesco y representan a la perfección lo mejor de Lleida: destinos objeto del deseo de turistas ajenos a las masas. Atractivos de formato reducido que requieren no solo el buen criterio del visitante a la hora de valorarlos, sino una especial protección para evitar que mueran de éxito. El debate está servido. Las credenciales de la Unesco sirven como carta de presentación y el turista busca cada vez más espacios fuera de las aglomeraciones. ¿Deben evitarse las masas a toda costa? La pregunta tiene especial importancia si se tiene encuenta que en Lleida y, especialmente en las comarcas de montaña, la intensidad turística es de 43,5 plazas de alojamiento por cada 100 habitantes. En este sentido, el director del Patronato de Turismo de la Diputación, Juli Alegre, explicó que en espacios naturales como Aigüestortes o el Parc Natural “en ningún caso se permitiría que los visitantes dañaran el entorno”. Alegre apuntó que “se tiene que apostar por la calidad y la sostenibilidad del turismo en lugar de la masificación”.
A este tipo de visitante responde también el número creciente de paquetes turísticos que mezclan, por ejemplo, gastronomía y aventura, o enología y aguas de interior.
¿Hacia donde debe ir el turismo de Lleida?
Las comarcas de Lleida y las empresas turísticas están muy preparadas y saben que es el cliente el que manda, el que tiene preferencias. Por ello, es necesario actuar de una manera más transversal.
¿Transversal?
Sí. Lo importante es ofrecer el producto turístico primario, BTT, senderismo, actividades acuáticas etc, sin dejar de pensar en productos complementarios que pueden aportar más turistas (familia o amigos).
¿Lleida dispone de esta calidad de oferta, no?
Lleida está preparada. Actualmente somos generadores de productos muy buenos que debemos universalizar. Los gustos cambian constantemente. Tenemos que ofrecer el mejor producto al menor coste siempre que el cliente lo necesite.
¿Cómo está evolucionando el turismo en la demarcación?
Las comarcas de Lleida aún tienen capacidad para asumuir más turistas. Hay territorios del Pirineo donde se tendría que trabajar para mejorar en la calidad de la oferta más que para crecer turísticamente.
¿De qué manera pueden convivir el turismo y el medio ambiente?
En lugares donde se superen límites de saturación, se deberían establecer límites al turismo. No en todas partes tiene que haber turistas.
¿Cuáles son los retos del sector?
Tenemos que construir un relato que dé identidad al territorio como destinaciones turísticas de ocio. El turismo está cambiando profundamente y ahora los visitantes pueden tener información al momento de lo que estamos haciendo en Lleida. De algún modo, competimos con el resto del mundo.
El geógrafo y profesor de la Universitat de Lleida (UdL) Ignasi Aldomà valora que existen alternativas para proteger los espacios naturales más frecuentados sin renunciar a que reciban visitantes. Entre el libre acceso y la restricción de paso, plantea una ordenación que permita distribuir el turismo y dirigirlo hacia áreas de menos incidencia en el medio natural. “En algunos casos será necesario restringir el acceso”, apunta Aldomà. Sin embargo, considera que antes de adoptar esta medida “existen otras, como circunscribir los lugares de acceso masivo y ordenar el paso de personas hacia puntos o áreas con menor incidencia ecológica”. Espacios naturales como el Parc Nacional d’Aigüestortes estudian desde hace años cómo se divide el volumen total de visitantes entre las diferentes zonas para determinar su impacto.