ENTREVISTA TECNOLOGÍA
Jordi Puigneró: «El voto municipal a distancia caerá como una fruta madura»
CONSELLER DE POLÍTIQUES DIGITALS
Jordi Puigneró rechaza el término “virtual” para referirse al ámbito de internet. Lo considera un error, ya que el mundo digital, argumenta, es ya parte importante de nuestra realidad. “Compramos a través de la red y nos orientamos más por Google Maps que por carteles”, señala como ejemplos. Considera que posicionar Catalunya a la vanguardia de la “revolución digital” equivale a garantizar su prosperidad en el futuro, algo que incluye educar en el uso de la tecnología en las aulas y hacer llegar la banda ancha a cada pueblo.
Ha hablado en ocasiones de una “república digital” ¿Es un objetivo en sí mismo o bien algo en espera de un Estado catalán?
Ambas cosas. Un objetivo en el que trabajamos mientras no dispongamos de un Estado clásico. Hace un tiempo estuve en Estonia, donde tuve reuniones con representantes del Gobierno. Pregunté por qué invertían tanto en un Estado “en la nube” y me respondieron que habían sufrido cinco invasiones rusas y que la sexta era cuestión de tiempo, así que estarían preparados por si eso pasara. Tendrían una nación conectada para que su Gobierno y su Parlamento sigan funcionando desde donde sea. También es una cuestión de gobernanza: una empresa no se puede gobernar hoy en día sin internet.
¿Cabe pensar en una república solo digital, sin el control territorial que define a los Estados?
Si queremos ser un Estado es necesario el control del territorio. Sin embargo, eso no es incompatible con trabajar para sumarnos a una revolución digital que ha llegado para quedarse. No sabemos a dónde nos llevará, pero las sucesivas revoluciones a lo largo de la historia muestran que quienes las hacen lideran la economía y a alcanzan un mayor bienestar. La revolución industrial tuvo resistencia en su momento, como el ludismo (artesanos que destruían máquinas), pero ahora la percibimos como beneficiosa. Si un emblema de esa revolución fue el automóvil, el móvil podría ser el símbolo de la actual.
¿Cómo se traduce ese concepto en medidas concretas?
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, la sociedad civil catalana creó infraestructuras como ateneos, cajas, mutuas, elementos que contribuyeron a crear país. Ahora debemos hacer lo mismo en el ámbito digital: una identificación, una moneda o voluntariado digital.
¿Cita ejemplos teóricos o proyectos sobre la mesa? ¿Chocan con competencias estatales?
La identificación personal está sobre la mesa, avanzando, y pronto podremos presentar novedades. No lo planteamos como una herramienta de control como el DNI, sino para prestar servicios digitales. En cuanto a la moneda, habrá que ver cuál será la regulación europea.
Son cuestiones sensibles. Requerirán una seguridad a la altura.
En la pasada legislatura aprobamos una ley de ciberseguridad, la primera del país y actualmente suspendida por un recurso ante el Constitucional del Gobierno de PP. Creo que se debió más al proceso independentista que a su contenido y espero que el Gobierno del PSOE retire el recurso. La agencia de ciberseguridad de Catalunya es necesaria para evitar situaciones que pueden poner en riesgo estructuras de país como el sistema sanitario y el transporte público.
Diputación y Generalitat prevén llevar la banda ancha a todos los pueblos de Lleida. ¿Hasta dónde podrá extenderse la fibra óptica y dónde usarán otras tecnologías?
Lo importante es el ancho de banda y buscar la mejor solución en cada caso. Allí donde no llegue la fibra, la alternativa debe tener la misma calidad. Garantizaremos la fibra donde podamos, pero donde la densidad de población sea baja, una conexión inalámbrica dará la misma velocidad.
¿Qué posibilidades hay de aprovechar redes de fibra ya existentes, como las de hidroeléctricas?
Son privadas y la decisión es de cada propietario. Los operadores de fibra tienen obligación de ceder su ancho de banda excedente a otros a precios regulados, pero en realidad este modelo acaba funcionando poco.
¿Qué le parece la prohibición de móviles en escuelas en Francia?
Es una mala decisión. Hay que educar en el uso del móvil, no prohibirlo. Existen peligros en la red, pero no prohibimos los coches para evitar accidentes, sino que tomamos medidas para mejorar la seguridad vial. Con los móviles hay que hacer lo mismo. Prohibir una tecnología que será determinante para que niños y niñas se desarrollen en la sociedad del siglo XXI es hacerle un flaco favor a su educación. Es mejor normalizar su uso en las aulas y saber usarla correctamente. En esto estamos alineados con el departamento de Educación: lo que se ha hecho en Francia no se hará en Catalunya.
Algunos ayuntamientos de Lleida incluyen en sus ordenanzas el voto a distancia en los plenos, pero la normativa estatal no lo permite por ahora ¿Ve factible hacerlo?
Caerá como fruta madura. No tiene sentido exigir presencialidad para aprobar medidas. Quien quiere impedir el uso de medios telemáticos para hacerlo va en contra de la modernidad y tiene otras motivaciones. Es el caso de Carles Puigdemont, donde la presencialidad se usó como argumento para impedir su nombramiento como President, mediante un uso del Consitucional con voluntad política.