TRIBUNALES JUICIO
“Llegué a rastras hasta el balcón para pedir socorro tras ser acuchillada”
La mujer atacada por Josep Sopena en Alfarràs salvó la vida al poder refugiarse en una caracolera que montaba || Tiene 35 cicatrices y “miedo a ir sola por la calle”
Separados por una mampara y por escasos dos metros de distancia, María Elena Rubio explicó ayer ante la Audiencia de Lleida como Josep Sopena, conocido en el pueblo como ‘Carrillo’, “atacaba a mi padre y cuando me interpuse, me acuchilló por la espalda y me siguió hasta el comedor”. La mujer, de 35 años, evitó más navajazos porque se refugió dentro de una caracolera que estaba montando en el comedor y cuya base era la estructura metálica de un depósito de agua. “Me puse plana y no llegaba. Entonces mi padre dijo ‘Elenita, Elenita’ y de nuevo fue directo hacía él”. Aquilino Rubio murió desangrado en el recibidor del inmueble. Su cuerpo presentaba 40 puñaladas. Fue entonces cuando “de milagro pude salir de la caracolera y arrastrándome hasta el balcón para pedir socorro. No me quedaban fuerzas”. Instantes después vio como Josep Sopena Guasch se marchaba. A consecuencia del ataque, estuvo tres días en la UCI. Todavía arrastra las secuelas físicas y psíquicas. “Tengo miedo a ir sola por la calle”, aseguró ante el jurado popular.
Sobre el móvil del ataque, la María Elena Rubio negó que ella, su pareja y su padre vendieran droga a Josep Sopena, que el lunes declaró que quería “escarmentarles” alegando que las sustancias que le vendían eran de mala calidad. Afirmó que se conocían del pueblo pero que no tenían trato. Sin embargo, el abogado de la defensa, Carles López, le insistió porque “en ocho meses desde el móvil que dijo que era suyo se comprobó que se habían intercambiado 482 llamadas”. La mujer aseguró que el teléfono lo utilizaba su padre y “no me metía en sus asuntos”. También aseguró que “no tocaba sus cosas”, cuando le preguntaron por las cajas con marihuana y la anfetamina que los Mossos hallaron en la vivienda. Sobre si se discutieron con Sopena, Rubio dijo que “escuche que le decía a mi padre que le devolviera el dinero”.
El autor dijo que las heridas del crimen eran “de cortar chorizo” Un total de 19 mossos d’Esquadra declararon ayer como testigos. Eran agentes de diferentes unidades: investigación, seguridad ciudadana, científica y tráfico. Un sargento de tráfico fue, junto a dos compañeros, el primero a llegar a la vivienda donde ocurrió el crimen. “Salía sangre por debajo de la puerta y tuvimos que reventarla”. También explicó que la mujer le dijo que el autor había sido “Carrillo”. Una investigadora que acudió al piso de Josep Sopena dijo que, tras ser detenido porque tenía sangre en las prendas de ropa y varios testigos habían referido que había sido él, afirmó que “se había enfadado con Elena y había perdido los papeles”. En comisaría se negó a declarar. Todos los policías aseguraron que el acusado se mostró “tranquilo” y era “consciente”, y sobre una herida que tenía en el dedo explicó que se lo había hecho cortando chorizo. El juicio continúa hoy en la Audiencia.