Un ingeniero y un empresario en el centro de la trama

Enrique Regaño era ya jefe del servicio de Obras de la Diputación en 1997, cuando el pleno le autorizó a desempeñar actividades privadas como ingeniero. En 1998 fundó Suport Ingeniería y, dos décadas después, él y su empresa están en el centro de la investigación sobre irregularidades en adjudicacionbes. Regaño, cuyo criterio era a menudo decisivo para valorar las ofertas, es objeto de numerosas diligencias. Muchas inciden en su relación con Esteve Niubó y las empresas de su familia, Serboniu y Enginyeria Inalba.

La jueza ve indicios de que Regaño facilitó a Niubó “información privilegiada sobre obras o adjudicaciones relacionadas con su ámbito de actuación en la Diputación”, mientras informes policiales cuestionan adjudicaciones en su beneficio. Así, el sumario cita una llamada telefónica intervenida por los Mossos en 2016, en la que Regaño avanzó a Niubó que Serboniu se adjudicaría una obra cuando, según la policía, el plazo para analizar ofertas seguía abierto. También describe lo que Regaño define por teléfono como una “carambola” para adjudicar a Enginyeria Inalba un proyecto cuya propuesta no es la mejor valorada (ver desglose inferior de la página 4). Las empresas de Regaño y Niubó se presentaron juntas a concursos de la Generalitat y la primera facturó a la segunda 94.695 euros en 2011, según los Mossos. Asimismo, la jueza apunta que Regaño mezcló “compensaciones y liquidaciones de su empresa y de la Diputación”, lo que supondría “usar sus contactos en la institución para intereses personales”.

Intervenciones telefónicas señalan que Regaño pidió a Sebastià Solé, de la firma Sorigué, un desvío de carril en la C-17 en Sant Martí de Centelles (Osona) para hacer un alzamiento topográfico para un trabajo de su despacho privado. Solé, siempre según las escuchas, dice que simularán que tapan agujeros en la carretera, de la que hacen el mantenimiento, y añade que si no los hay “los haremos nosotros”. Ambos rieron.