Menos nieve, más bosques

Hace años que los científicos alertan sobre los efectos del cambio climático y los perjuicios que comporta para el medio ambiente el aumento de las temperaturas. Junto a la pérdida de la mitad de la nieve en el Pirineo en un plazo de 30 años a partir de los 1.800 metros de altitud, de la que alerta el último informe del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC) presentado esta semana en Zaragoza, destaca el terreno que están ganando los bosques, algo que afectará a numerosas especies de fauna que se verán obligadas a desplazarse.

En los últimos 50 años, los más de 100 expertos que han trabajado en el análisis han observado “un desplazamiento en altura del bosque de 35 metros”, lo que representa que cada año gana medio metro de superficie en las comarcas de montaña. Esto significa que habrá más superficie, pero con unos árboles más débiles, porque el informe apunta que “el mayor número de olas de calor y sequías” limitará la disponibilidad de agua en el subsuelo, lo que provocaría una reducción de la producción y de la salud de los bosques del Pirineo. Además, prevén que las condiciones climáticas adversas tengan como consecuencia un aumento de las plagas exóticas en los años de sequía y olas de calor. Esto, a su vez, influirá “negativamente en la capacidad de los bosques para absorber el carbono de la atmósfera”. Por todos estos motivos, el OPCC pide que se mantengan las actividades agrícolas, ganaderas y silvícolas en las zonas de montaña para garantizar una gestión más sostenible de los bosques.

El Patronato de la Diputación ya prepara un plan de choque para que no afecte al turismo

Además, todos estos cambios en el medio ambiente suponen un reto para el turismo y en especial para el esquí, motor económico del territorio, porque la pérdida de patrimonio natural podría conllevar importantes perjuicios para el sector.

En este sentido, el director del Patronato de Turismo de la Diputación, Juli Alegre, explicó que están ultimando un plan de desarrollo para las comarcas de Lleida que está pensado para que el turismo siga siendo un motor económico y social de la demarcación, a la vez que también tiene líneas de trabajo para la preservación del entorno. “Todo el sector está en constante evolución y se adapta a los recursos y a la demanda”, aseguró Alegre. Por ello, el turismo también se prepara ante las alteraciones del entorno que prevén los especialistas.

Pero el cambio climático tiene consecuencias más allá de estos espacios naturales porque las aves migratorias son las primeras que han cambiado sus hábitos y ya han adelantado hasta 11 días su llegada al Pirineo, mientras que en el caso del tritón, “se han constatado descensos en la población considerables”, sobre todo, “en años de mayor ocurrencia de eventos climáticos extremos como avenidas y sequías”. Además, podría llegar a tener “efectos negativos en la capacidad de los insectos para polinizar las plantas”, lo que puede conllevar graves repercusiones en los ecosistemas.

Del mismo modo, las precipitaciones se han reducido un 2,5% en los últimos 50 años y esta disminución podría modificar “la cantidad de agua disponible en los lagos de alta montaña” como los que se pueden encontrar en el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Asimismo, la falta de lluvias reduciría el caudal de los ríos y la capacidad productiva de las centrales hidroeléctricas en años más secos, además de los caudales ecológicos.