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TRADICIONES GANADERÍA

Trashumancia en la N-260

La manada de caballos en su viaje desde los pastos de alta montaña hasta Ribera de Montardit.

La manada de caballos en su viaje desde los pastos de alta montaña hasta Ribera de Montardit.LL.M.

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Más de 40 caballos recorrieron el sábado la N-260 pasando por Roni, Rialp y Sort hasta llegar a Ribera de Montardit, donde pasarán Nochebuena y Navidad para seguir viaje el 26 hasta Tornafort, en Soriguera (Pallars Sobirà), donde permanecerán todo el invierno. La manada comenzó la trashumancia a primeros de noviembre, fecha en la que inició su ruta desde Sant Joan de l’Erm a Romadriu. A primeros de mes llegaron a Monternatró, que es de donde salieron para hacer el trayecto de este fin de semana. Según el responsable del ganado, Llàzter Moreno, los animales estuvieron dirigidos por cuatro ganaderos para minimizar los efectos en el tráfico. No obstante, Moreno indicó que la N-260 es cañada por lo que el ganado tiene “derechos ancestrales” para hacer esta ruta de la trashumancia. Añadió que, como todos los años, esta es la ruta habitual para bajar los caballos de los pastos de alta montaña a lugares más cálidos.

La mayoría de las carreteras nacionales que transcurren por Lleida de norte a sur son cañadas, por lo que los rebaños y manadas controladas cuentan con la protección por ley para hacer el viaje de la montaña a los pastos del llano y viceversa. En Ponent afectarían a la N-II, la N-260 y la N-230. La ley que ampara la circulación del ganado por estas vías pecuarias data de 1995. En 2015 el Estado transfirió su competencia a las comunidades autónomas. La presencia de ganado en estas carreteras se ha reducido considerablemente debido a la paulatina pérdida de esta práctica ancestral, ya que el transporte del ganado se hace en camiones, aunque algunos ganaderos y pastores mantienen esta tradición.

Más control para que los buitres no maten potros recién nacidos Moreno expresó sus quejas contra Agricultura para que agilice las ayudas de la PAC al sector. Además, reclamó más medidas de seguridad para paliar los ataques del oso, “que debería transitar por una zona delimitada por la Generalitat”. Remarcó que también “es preciso controlar las bandadas de buitres ya que cada verano me matan una o dos crías. Esperan a que las yeguas estén de parto para ir a por los potros. Hay que garantizar su alimentación para que no acudan a en busca de los potrillos”, dijo.

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