"Tenía miedo y creía que era mi obligación someterme a mi marido"

“A diario me daba patadas. No me dejaba dormir y me obligaba a mantener relaciones. Tenía mucho miedo y creía que era mi obligación como su esposa era someterme”. Estas fueron algunas de las declaraciones que prestó ayer como testigo una vecina de La Seu d’Urgell cuya expareja sentimental fue juzgada en la Audiencia de Lleida por maltrato y agresiones sexuales continuadas. La mujer, que declaró protegida por una mampara para no tener que ver al acusado, relató que los insultos, amenazas agresiones físicas y sexuales comenzaron en 2012 y se prolongaron hasta 2016, cuando finalmente le denunció.

La víctima admitió que su pareja tenía “un problema con la bebida” y que las vejaciones eran diarias. “Me daba patadas para echarme de la cama. Me obligaba a dormir en el suelo porque no quería tener relaciones sexuales. Algunas veces acababa sometiéndome por miedo a las represalias”, señaló. La víctima declaró que había sufrido agresiones físicas delante de sus hijos menores, a los que también agredía. De hecho, destacó que tenía miedo de que les hiciera daño y que se los llevaba al trabajo para que no se quedaran solos con su padre en casa. “Para mí, era su mujer y las relaciones, aunque forzadas, eran lo normal”, señaló, al tiempo que admitió que se decidió a denunciar al tener el apoyo de su familia y amistades. También declararon dos psicólogos del EATAV, que dieron credibilidad al testimonio de la víctima. “Se veía atrapada en la relación y se dejaba hacer porque entendía que no podía hacer nada por impedirlo”, afirmaron.

Según los psicólogos, los malos tratos también fueron corroborados por los niños y descartaron que la dependencia al alcohol del acusado le afectara su capacidad para distinguir entre el bien y el mal.

La Fiscalía mantuvo su petición de 13 años y medio de prisión para el acusado, que negó en todo momento los malos tratos, por un delito continuado de agresión sexual, otro de violencia habitual y un delito continuado de malos tratos. La defensa, que pidió la absolución, admite, que de ser condenado, se le impongan seis meses de prisión por violencia de género.