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ESNOTICIA

Lágrimas y rabia por una tragedia que ha dejado una herida incurable

Ni un sitio libre en la Audiencia para seguir la primera sesión del juicio || “¡Asesino, asesino!”, le gritó al acusado la madre de una de las víctimas al abandonar la sala

Familiares y allegados de las víctimas entran en los juzgados ayer para el juicio.

Familiares y allegados de las víctimas entran en los juzgados ayer para el juicio.ÒSCAR MIRÓN

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La Audiencia de Lleida se quedó ayer pequeña para seguir in situ la primera sesión del juicio. Asistieron familiares de las víctimas (incluidas las viudas de Xavier Ribes y David Iglesias), la cúpula de los Agentes Rurales y compañeros de los fallecidos. Todos ellos llevan dos largos años esperando que se haga justicia. También había una quincena de periodistas que siguen el juicio en la sala. Ni un sitio vacío en las alrededor de 50 sillas destinadas al público, que solo en casos extraordinarios como este se acaban ocupando. Incluso varias personas se quedaron sin poder entrar y aguardaron pacientemente en el hall de la Audiencia o lo siguieron a través de las pantallas de la unidad móvil de televisión instalada a la entrada del edificio judicial del Canyeret.

La expectación fue máxima, principalmente para escuchar la declaración del acusado de un doble crimen del que, cosas del destino, ayer se cumplía el segundo aniversario. El abogado de las víctimas, Pau Simarro, lo recordó cuando se dirigió al jurado popular: “Hoy se cumplen dos años del luctuoso suceso y esperamos que este juicio sirva para dar el primer punto de sutura de la gran herida que causó el acusado”. Algunos de los presentes no pudieron reprimir las lágrimas. El peor momento llegó cuando un subinspector de los Mossos d’Esquadra mostró al jurado la escena del crimen. Las viudas y las madres de los fallecidos abandonaron la sala rotas por el dolor. Una de las madres no paró de repetir con rabia la palabra “¡Asesino!”.

Un profundo dolor que contrastaba con la serenidad que mostró el acusado, capaz de recordar con extrema exactitud horas y detalles previos al crimen pero incapaz de explicar qué sucedió cuando se encontró a los dos agentes rurales alegando que “me quedé en blanco”. Las caras de incredulidad entre el público eran bien visibles. Ismael Rodríguez no se vino abajo en ningún momento y estuvo muy atento a las exposiciones que hicieron la fiscal, las acusaciones y la defensa a los 11 miembros del jurado formado por nueve hombres y dos mujeres, de las que una de ellas es la presidenta, y que se alargaron durante más de dos horas.

El juicio continuará hoy con la declaración de más mossos d’esquadra y de los compañeros de caza de Ismael Rodríguez. Posteriormente declararán los peritos. Será una semana intensa y de largas sesiones por un doble crimen que abrió un intenso debate sobre la seguridad de los agentes rurales. Sirvió para hacer públicas, las carencias del cuerpo todavía hoy por resolver. La de Aspa es una tragedia que sigue viva dos años después y que ha causado una herida que, por mucha justicia que se acabe impartiendo, seguirá siendo incurable.

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