TRIBUNALES DOBLE CRIMEN
Aspa: ¿Homicidio o asesinato?
El jurado popular empezó a deliberar ayer al mediodía y hoy se sabrá con toda probabilidad el veredicto || Al acusado le piden hasta 51 años de prisión
Doble homicidio o doble asesinato. Esta es la gran pregunta a la que se enfrenta desde ayer el jurado popular por el crimen en el que murieron dos agentes rurales en Aspa hace dos años. De considerarlo un delito u otro, la condena a la que se enfrentará Ismael Rodríguez Clemente podría alcanzar los 51 años de prisión, que es lo que piden las familias y la acusación popular, o quedarse a prácticamente la mitad. El jurado, formado por dos mujeres y siete hombres, se cerró ayer al mediodía para deliberar sobre un cuestionario formado por 12 preguntas y 19 afirmaciones. Lo más probable es que hoy haya fumata blanca. Deberán determinar también si el cazador decidió confesar, como sostiene la Fiscalía, que pide una pena de 48 años de prisión al considerar el reconocimiento de la autoría como atenuante. En cambio, las acusaciones consideran que solo confesó después de que fuera presionado por sus compañeros.
Tras el veredicto, el magistrado de la Audiencia que ha presidido el juicio redactará la sentencia y fijará el tiempo de la condena.
Deberá determinar si el cazador decidió confesar el crimen o fue obligado por sus compañeros
El juicio empezó el lunes con la declaración del acusado, que afirmó que se quedó en blanco y que no recordaba lo que había sucedido cuando se encontró con los dos miembros de los Agentes Rurales, Xavier Ribes, de 43 años, y David Iglesias, de 39, ambos de Lleida. El jefe de la investigación de los Mossos declaró que no tienen ninguna duda de que fue un doble asesinato y que el cazador efectuó disparos “muy certeros” y a “muy corta distancia” que “no dieron ninguna posibilidad de defensa” a las víctimas. También lo ratificaron los forenses, que explicaron que los 4 disparos (que indican que el cazador recargó la escopeta) se hicieron a muy corta distancia, de entre uno y ocho metros, y luego los remató. Las acusaciones entienden que fueron sendos asesinatos con los que el cazador quería ocultar que no tenía licencia y evitar que le retiraran la escopeta. Creen que, además, hubo ensañamiento. En cambio, la defensa mantuvo la tesis del homicidio porque el acusado “no pudo controlar sus impulsos” a raíz de un supuesto trastorno que presentaría. Sin embargo, los neurólogos explicaron que Ismael Rodríguez sabía lo que hacía cuando disparó y mató. También descartaron que el cazador sufra la epilepsia que alega su abogada y, sobre las ‘ausencias’ que dice sufrir, los expertos señalaron que en cualquier caso estas serían de segundos y en ellas no habría podido disparar un arma. Un perito de la defensa dijo que el acusado sufre “un trastorno explosivo”.