SUCESOS TRIBUNALES
Piden prisión para el dueño de una clínica dental por grabar a sus empleadas en el baño
Fiscalía y la acusación particular solicitan cuatro años para el protésico por revelación de secretos || Almacenó más de 1.000 vídeos de carácter íntimo de seis mujeres en Bellpuig, Les Borges y El Pont
La Fiscalía solicita una pena de 4 años de prisión por un delito continuado de descubrimiento y revelación de secretos para el propietario de tres clínicas dentales en Bellpuig, Les Borges Blanques y El Pont de Suert por presuntamente colocar cámaras de vídeo ocultas en los baños y en los vestidores de sus centros para espiar a empleadas y clientes. R.G.A., propietario de las clínicas Novadent y protésico dental de profesión, está acusado de almacenar más de 1.000 vídeos de carácter íntimo de seis mujeres en su ordenador, además de grabar también a una menor de 7 años, hija de una sus trabajadoras. Además, la Fiscalía solicita una multa de 10.800 euros y que indemnice a las víctimas con 3.000 euros a cada una por los daños morales sufridos. Por su parte, la acusación particular, representada por el abogado Marc Torres del despacho Torres Nadal Advocats, solicita la misma condena y multa que el Ministerio Público. En su caso, reclama para sus tres defendidas una indemnización total de 50.000 euros.
Según el escrito de acusación, R.G.A. instaló “de forma oculta y sin informar de su presencia” varias cámaras en los centros de Bellpuig y Les Borges. Estaban instaladas en la zona de los vestidores de las trabajadores y en el lavabo con el fin “de obtener imágenes de las partes íntimas” de las empleadas y también de los clientes. Tras analizar su ordenador, los agentes encontraron un total de 1.043 vídeos y más de 43.000 fotogramas con imágenes de carácter íntimo de las trabajadoras. Al parecer, el acusado clasificaba las imágenes y vídeos obtenidos en carpetas con el nombre de cada víctima. El protésico dental fue arrestado por los Mossos d’Esquadra en agosto de 2016 acusado de revelación de secretos y también de pornografía infantil, ya que también grabó a la hija de 7 años de una de las trabajadores. Finalmente, se desestimó este delito porque no había difundido las imágenes obtenidas.
La hija de 7 años de una de las víctimas descubrió una de las cámaras La hija de una de las empleadas de la clínica de Bellpuig fue la que descubrió la cámara oculta al ir al baño y alertó a su madre, lo que sirvió para destapar el caso. Según la denuncia, a la pequeña le llamó la atención la luz roja intermitente de una cámara situada debajo del lavabo, una zona en la que difícilmente un adulto podría haber detectado la presencia del dispositivo de grabación. Ante su declaración en la fase de instrucción, el acusado declaró que había instalado las cámaras tres meses antes de su arresto “para controlar la evolución de sus trabajadoras” y que desconocía que fuera delito grabar sin consentimiento. Asimismo, descartó que grabara con “fines sexuales” y negó haberlas distribuido. En la actualidad, las tres clínicas de su propiedad permanecen cerradas.