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Obras para frenar la degradación de Masia Salat hasta abrir la residencia
Licencia temporal del ayuntamiento de Les Borges supeditada a la duración de los trabajos de reparación || El proyecto está pendiente de los últimos permisos
Los promotores de la conversión del antiguo hotel Masia Salat de Les Borges, a pie de la N-240, en un centro geriátrico han conseguido un permiso provisional de obras del ayuntamiento para llevar a cabo trabajos de reparación en el tejado y también de una tubería que se está desprendiendo y, de este modo, frenar su degradación. Según los impulsores del proyecto, se trata de una licencia temporal que el consistorio ha dado condicionada a que como titulares del inmueble hagan los arreglos pertinentes para que los problemas estructurales no vayan a más y que solo durarán el tiempo de ejecución de las obras, remarcó el alcalde, Enric Mir. Dicha autorización también permite la conexión temporal a la red eléctrica por lo que, durante estos días, el antiguo hotel puede verse iluminado durante unas horas. Los responsables del proyecto aseguran que ya han dejado todo preparado para que los albañiles puedan ejecutar los arreglos, algo que es inminente. Mientras, siguen pendientes de la autorización de Fomento, la Agencia Catalana de l’Aigua (ACA) y Medio Ambiente, que son los tres trámites que faltan para tener todos los informes favorables y, de este modo, poder contar con el permiso definitivo de obras. Sin embargo, primero es preceptivo que la comisión de Urbanismo dé luz verde al plan especial de Masía Salat, que ya cuenta con el beneplácito del consistorio. Los promotores del geriátrico aseguran que esperan contar con el respaldo del ministerio ya que han descartado hacer accesos elevados, rotondas y pasos subterráneos y se está a la espera de las obras de la primera glorieta en Juneda, que ya se contempla. Tampoco habrá afección en el torrente de la Femosa ya que no se harán accesos soterrados. “Todo quedará como está, por lo que no prevemos mayores problemas que no sean que el paso del tiempo acabe por degradar un equipamiento en el que ahora solo falta acondicionar las habitaciones con baños adaptados, como una de las principales intervenciones”, indicaron. El hotel, antes de la familia Riera, lleva más de 4 años cerrado. Los promotores lo compraron al BBVA, que se quedó con él en 2017 por 1,3 millones. La inversión prevista es de unos 4 millones.