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La construcción repunta de nuevo cerca de la estación de esquí tras años de parón
Val d’Aran.
Vielha tiene 5.493 vecinos y 4.446 viviendas, entre principales y segundas residencias. Según estimaciones del Idescat, a lo largo de todo el año hay además una población estacional que equivale a 1.405 vecinos más a diario. Pese a la alta proporción de viviendas por vecino, motivada por el boom de la construcción que invadió el valle antes de la crisis, el acceso a un domicilio en condiciones no es tarea fácil ni para los jóvenes araneses que quieren emanciparse ni para los trabajadores de temporada, especialmente del sector de la nieve pero también durante los meses de verano.
Los precios de alquiler son muy elevados y la proliferación de las viviendas de uso turístico (HUT, en sus siglas en catalán) ha empeorado la situación. El ayuntamiento calcula que hay unos 250 HUT dados de alta. Y eso que el consistorio mantuvo durante un año una moratoria al reconocimiento de nuevas licencias de este tipo de alojamientos (entre 2017 y 2018), el 90% de los cuales se destina a alquiler de cortas estancias, según el alcalde, Juan Antonio Serrano (UA). El edil compara el problema actual de la vivienda en Vielha con el de otras capitales turísticas como Barcelona o Mallorca y cree que la solución al problema de la inaccesibilidad de la vivienda pasa por regular las de uso turístico. De esta forma, opina, se plantearía a los pisos turísticos requisitos similares a los de las pensiones o las casas de payés, como la dotación de plazas de parking. De hecho, Serrano lo intentó, pero se quedó sin la mayoría suficiente al fallarle el voto de uno de los suyos, Rufino Martínez que desde entonces ha permanecido como concejal no adscrito.
Al margen del alquiler, la construcción en Vielha ha vivido un repunte y actualmente hay unas cinco promociones en marcha que implican la construcción de una sesentena de viviendas más.
El elevado déficit estructural del Palai de Gèu, cifrado en unos 350.000 euros al año (un 10% del presupuesto del ayuntamiento), y una grave avería que obligó a cerrar el complejo de patinaje en junio de 2018 han llevado al ayuntamiento a buscar una solución provisional con el alquiler de una pista de hielo al ayuntamiento de Barcelona, con un coste de unos 26.000 euros al año. Pero es solo un parche que puede prolongarse durante tres o cuatro años, ya que el debate de fondo sigue siendo la viabilidad del complejo y la oportunidad de reabrirlo para los araneses. El actual equipo de gobierno no descarta “implicar a otras administraciones”, algo que podría vincularse a medio plazo a la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno.
En diciembre de 2017, problemas de estabilidad de las laderas obligaron a cortar la carretera RD44 en Saint Béat, en el sur de Francia, lo que llevó a prohibir a su vez las rutas internacionales de camiones por la N-230 en Aran durante unos meses. Vielha y el conjunto de Aran agradecieron esta medida como una de las mejores para preservar el turismo, que es la principal fuente de ingresos de la Val. En marzo de 2018, el Gobierno central publicó el estudio informativo de la variante de Vielha y defendía como solución más óptima la ruta que lleva la carretera desde la boca norte del túnel hacia el este hasta enlazar con la C-28 (carretera de Baqueira). El territorio contraatacó con una alternativa propia que conduce la carretera por el oeste de Aran en túnel por el bosque de Baricauba. En cualquier caso, la solución definitiva llegará a largo plazo y la necesidad de mejorar la seguridad de la carretera internacional lleva a algunos responsables territoriales a plantear un nuevo veto a camiones por la N-230 o incluso al pago de un peaje o una viñeta internacional.