CRONICA DESDE
Tiurana quiere recuperar a sus vecinos
Ahora son 74 y aspira a lograr los 300 de antes del pantano, para lo que requiere viviendas
Tiurana sigue buscando cómo volver a ser el pueblo que fue veinte años después de quedar anegado por las aguas del pantano de Rialb. En 1999 los últimos habitantes abandonaron sus casas y la Tiurana a orillas del Segre pasó a ser historia. Surgió entonces una nueva población al lado de la ermita de Solés donde los antiguos vecinos han reconstruido 25 casas. Es un enclave en un entorno que invita a vivir del turismo y los servicios pero las promesas que en su día hizo la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para compensar la construcción del último gran embalse en el Estado no se han cumplido en su totalidad. Quedan pendientes accesos y caminos perimetrales, embarcaderos y los riegos de compensación. No deja de ser curioso que Rialb abastezca los cultivos del Segarra-Garrigues y no se haya acometido la red prometida en el municipio con el mismo fin. La población continúa inmersa en esta reivindicación y obligada a hacer comunicaciones necesarias y urgentes para atender emergencias como, por ejemplo, ampliar pistas para dar paso al camión de bomberos.
Los padres del que fuera alcalde de Tiurana entre 1995 y 2009, Antoni Armengol, Ton para los amigos, fueron los últimos en dejar su casa ya con el agua de Rialb en la planta baja. Su hijo, artífice de la reconstrucción en Solès, falleció en enero del pasado año a causa de un accidente de tráfico al ser envestido por una furgoneta cuando viajaba a Zaragoza en moto. Las motos eran su gran afición. Con él en el ayuntamiento se reconstruyó la fachada de la iglesia, el consistorio y el antiguo cementerio que trasladaron piedra a piedra hasta Solés. Su muerte conmocionó a los vecinos ya que sin su iniciativa la nueva Tiurana no hubiera existido. Su objetivo, como lo es el de su sucesor, Àngel Villarte, es recuperar el censo de 1998 en el que se rondaba los 300 habitantes. En la actualidad, hay 74. Este deseo solo puede fructificar con la construcción de nuevas viviendas y sumar más de un centenar a las 25 que ya hay.
Los contactos con Urbanismo ya han comenzado para poder construir por sectores
La comisión de Urbanismo aprobó hace un año la modificación del plan urbanístico municipal que desencalló el proyecto para construir 120 casas paralizado desde 2008 por la crisis. Aunque hay familias dispuestas a residir en el pueblo durante todo el año, la construcción de nuevas viviendas es, por ahora, inviable. Ni el consistorio ni los interesados pueden hacer frente a la inversión que supone desarrollar dicho plan. El problema reside en que hay que hacerlo de forma gradual, lo que supondría un coste de más de 50.000 euros, que deberán abonar los beneficiarios, para levantar una decena de casas. Solventar esta situación pasa por negociar con Urbanismo un permiso para construir menos y poco a poco ya que hay disponibilidad de terrenos y conexión a los servicios. Con esta finalidad ya han comenzado las negociaciones. Otro de los retos que tiene Tiurana es el desarrollo de las telecomunicaciones y, en concreto, la instalación de la fibra óptica, imprescindible para impulsar negocios relacionados con el turismo y con el sector servicios ya que permitirá trabajar desde casa a los futuros habitantes. En este sentido, se está a la espera de que la Diputación aporte subvenciones con las que garantizar dicha instalación. El municipio espera cumplir todas estas metas en el próximo mandato al que concurren tres candidaturas: Junts per Tiurana encabezada por el actual alcalde, Àngel Villarte; Independents per Tiurana-Acord Municipal, con Anna Fornells; e Independents per Tiurana-Candidatura de Progrés, con Manel Delfa.