REPORTAJE EDUCACIÓN
Las claves para la excelencia
El Antoni Torroja de Cervera logra que dos de sus alumnos tengan las mejores notas de selectividad || Al margen de la calidad de los jóvenes, la dirección defiende un modelo de educación tradicional y no supeditado a las máquinas: “Es falso que un niño sea más listo con un ordenador al lado”
E uforia y satisfacción esta semana en el instituto Antoni Torroja de Cervera porque dos de sus alumnos de bachillerato rozaron la excelencia en la selectividad: Eduard Garrabou obtuvo un 9,9 en la fase general, la nota más alta de Catalunya, y junto a la fase específica alcanzó un 9,8. Arnau Noguera sacó un 9,8 en la fase general junto a otros tres alumnos de Catalunya (entre ellos un joven de Sort, Max Gasia) y la media con la fase específica fue de 9,9. El instituto, ubicado en la Universitat de Cervera, recibió el miércoles la visita de numerosos periodistas y el jueves el teléfono no paraba de sonar con más llamadas de felicitación a la comunidad educativa.
¿Cuál es secreto para alcanzar este nivel de excelencia? Tanto el director del centro, Ramon Pollina, como los profesores coinciden en que Garrabou y Noguera son “excepcionales” y “brillantes”. Con todo, Pollina sostiene que “no es un caso puntual” y destaca los resultados de promocines como las de 2018-2019 y el 2016-2017, con resultados brillantes y premios extraordinarios de Bachillerato. En cuanto al método educativo del instituto Antoni Torroja, que funciona desde el año 1963 y cuenta actualmente con 310 alumnos y 40 profesores, el director es claro y preciso: “Nuestro objetivo es fomentar el pensamiento crítico y abstracto, nos interesa dejar que la mente creativa vuele y que los alumnos tengan una base del conocimiento lo más amplia posible”.
En los cursos 2018-2019 y 2016-2017 el centro logró notas brillantes y premios de bachillerato
Para Pollina, el éxito educativo es también un éxito colectivo de toda la comunidad educativa, en el que las familias tienen mucho que decir. Y destaca la importancia de “mantener una disciplina”.
El director revela que “somos un centro que vamos contracorriente, aplicamos nuevas técnicas educativas cuando es necesario pero no reposamos en ellas toda la base de nuestra política educativa. Nuestros alumnos llevan portátiles como material escolar y los usamos al mismo nivel que los libros y las calculadoras”. Pero “no subordinamos el pensamiento de las personas a las máquinas. Hay quien piensa que si un niño crece con un ordenador al lado será más inteligente. Es completamente falso”.
En cuanto a la selectividad, no la preparan especialmente, de modo que “aquí formamos alumnos para los estudios superiores, la selectividad es tangencial”. Valora bien el formato del Bachillerato y las PAU: “Pienso que son lo más justo que hay, ya veremos cuál será el sustituto, mejor seguro que no será”, apuntó.