SEGARRA-GARRIGUES BALANCE
Diez años de canal, 1.700 usuarios
La llegada del agua a la primera finca del Segarra-Garrigues ocurrió en julio de 2009 y desde entonces se han preparado para regar 18.500 hectáreas || La crisis ha castigado las obras en los últimos años pero los regantes reclaman ahora agilizar el regadío en 2.000 hectáreas más
El 5 de julio de 2009, el entonces president de la Generalitat, José Montilla, activó el hidrante que permitió que el agua llegara a la primera finca del Segarra-Garrigues en acceder al regadío. Estaba situada en la finca Maset de Oliola, en la Noguera, propiedad de Ramon Torra. El agua alimentó un patatal. En aquel momento, los primeros usuarios del gran canal asumieron su nuevo papel en el sector agrario con dos grandes interrogantes: el precio del agua y el impacto de las zonas de protección de las aves (zepas). El coste del suministro se aclaró unos tres años después y fue recibido con algunos reparos. Ramon Torra, primer regante del canal, explica diez años después que “muchos regantes se han echado atrás por el coste fijo del agua, que implica cerca de 200 euros por hectárea y año tanto si riegas como si no” (ver desglose).
Pese a todo, el paisaje ha cambiado en esta década en los municipios por donde pasa el canal. Con la conducción principal y el pantano de L’Albagés concluidos (ambos promovidos por el Estado), Generalitat, concesionaria (Aigües Segarra-Garrigues) y agricultores han impulsado el regadío en 18.500 hectáreas. No todas ellas están activas, pero están en disposición de acceder al agua de forma automática en cuanto el propietario firme el convenio de adhesión. Este convenio lo han suscrito los agricultores de 12.550 hectáreas y riegan efectivamente 9.911 hectáreas, según fuentes cercanas a la gestión del regadío.
Maíz, cebada y fruta de hueso copan la mayoría de los cultivos del nuevo riego una década después
Esto se traduce en que el canal Segarra-Garrigues tiene en la actualidad más de 1.700 usuarios, equivalentes a los contratos que se han firmado con la concesionaria, entre los agrícolas (1.614); los contratos con granjas (119 en total) y los contratos con el sector agroindustrial, que son 8.
En cuanto a los cultivos, la mayor parte son de cereal de grano (maíz y cebada, con un 31% de la superficie); seguido de fruta dulce (un 27%, sobre todo, de hueso) y, en menor medida, de fruta seca (17%); olivos, viña y horticultura, entre otros.
“La inversión sale a cuenta a largo plazo” Ramon Torra asegura que el regadío “sale a cuenta a largo plazo”. Aún así, critica que el precio del agua incluya una parte fija que los regantes deben pagar aún si no usan el agua. Josep Audet, presidente de la colectividad 1 de Vilanova de l’Aguda, sostiene que la expansión del riego en la zona está ahora “bastante parada”. Para el presidente de los regantes, Josep Maria Jové, la crisis castigó al proyecto, que ahora necesita un impulso. Añade que 18.000 hectáreas preparadas para regar en 10 años no es una mala cifra.