Aquí sí que hay playa

Lleida tiene un patrimonio natural de primer orden, que es uno de sus principales atractivos turísticos, y aunque pueda parecer que no hay playas, la realidad es muy diferente. Embalses, pantanos y ríos funcionan como zonas de baño que se llenan de turistas y que cuentan con campings, bares e incluso casas rurales.

El patrimonio natural de primer nivel coloca a Lleida como uno de los principales destinos en cuanto a senderismo, cicloturismo y deportes de aventura. Este es uno de los motores turísticos de la demarcación y aunque a primera vista pueda parecer que aquí no hay playa, no es así. Y es que en Lleida, los embalses y ríos funcionan como verdaderas playas durante los meses de calor y buena prueba de ello es que cada fin de semana se llenan de visitantes. Alrededor de estas zonas de baño se han abierto campings, bares e incluso casas rurales, aprovechando el tirón turístico de estas zonas de baño. Otro de los reclamos de estos espacios es que no están tan masificados como la costa, por lo que también atraen a los turistas que huyen de las aglomeraciones de la Costa Daurada o la Costa Brava y que prefieren la montaña antes que la playa.

El embalse de Sant Antoni en el Jussà, el de Sant Ponç en el Solsonès, la playa fluvial de Ogern en el Alt Urgell, el río Segre en Camarasa y el pantano de la Torrassa en el Sobirà son las playas de interior que hay en Lleida, según los datos de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA). No obstante, muchos de los ríos y saltos de agua del Pirineo se convierten también en verano en zonas de baño, mientras que embalses como Rialb, Cellers o Canelles acogen también actividades náuticas.

Algunos ayuntamientos y consells han iniciado campañas para luchar contra el incivismo

El éxito de algunas de estas particulares playas ha obligado a ayuntamientos y consells comarcales a aplicar medidas para evitar el incivismo. En este sentido, Camarasa puso en marcha este mismo año una campaña de sensibilización para frenar la masificación de turistas y concienciar a los visitantes de la necesidad de respetar el este espacio natural. Asimismo, el consell del Solsonès también ha iniciado actividades contra actitudes incívicas en la Ribera Salada o el pantano de Sant Ponç. Por su parte, el ayuntamiento de Clariana de Cardener prevé una normativa con la que preservar el entorno de Sant Ponç y prohibir hacer hogueras o tirar basura en espacios naturales, además de controlar la acampada.

El embalse de Rialb también esta pendiente de un proyecto sobre los usos turísticos. De hecho, el Consorcio Segre-Rialb que integra a los municipios de Oliana, Peramola, La Baronia, Tiurana y Bassella, prevé tener listo en otoño de este año el plan de gestión del embalse que regulará las actuaciones y actividades en torno al pantano. De este modo, se organizará todo lo referente a ámbitos tan diversos como la explotación agrícola y la instalación de regadíos, la gestión forestal y explotación de bosques y, principalmente, iniciativas náuticas, todo lo relacionado con el turismo y prácticas que tengan que ver con el ocio estival.

LAS "PLAYAS" DE INTERIOR DE LLEIDA

Una balsa de riego para el esquí acuático en Gimenells Practicar esquí acuático es una de las actividades náuticas que se pueden llevar a cabo en una de las playas de interior de Lleida. En dos balsas de la comunidad de regantes de Gimenells i Pla de la Font, la empresa 2Llacs se encarga de ofrecer estas actividades y también ofrece la posibilidad de navegar en kayak, canoa o piragua por esta balsa, entre muchas otras actividades acuáticas como water bike (ciclismo en el agua), paddle surf (surf a remo). Las instalaciones de 2Llacs también cuentan con un parque de aventura con tirolina. De hecho, la práctica de los deportes acuáticos también se puede llevar a cabo en otros embalses y pantanos de las comarcas de Lleida. En el congosto de Mont-rebei (en las aguas del embalse de Canelles), en el pantano de Cellers y en el de Rialb se puede navegar en kayak, por poner solo tres ejemplos.

La playa fluvial de Ogern, una de las más concurridas El ayuntamiento de Bassella abrió al público en julio la playa fluvial de Ogern, una de las zonas de baño de interior más concurridas por los turistas. Fue clausurada en verano de 2016 al quedar bajo mínimos el caudal de la Ribera Salada y reabierta en 2018. El consistorio tuvo que solicitar una nueva concesión de agua para usos lúdicos y turísticos a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que se estuvo tramitando durante meses. A finales de 2017 el ayuntamiento de Bassella renovó la playa artificial y construyó un nuevo acceso. Todas estas mejoras se pudieron estrenar hace un año. No obstante, el concurso para la gestión del recinto quedó desierto y, finalmente, el ayuntamiento lo adjudicó como un contrato de servicios. Tras superar varias trabas el enclave ha vuelto a recobrar la afluencia de público de antaño.

Camarasa busca evitar la masificación de la ‘platgeta’ Camarasa se ha marcado un objetivo: evitar la masificación de la ‘platgeta’ del río Segre. Este año, el ayuntamiento cierra a los vehículos el acceso durante los fines de semana y los vecinos han empezado a asesorar sobre civismo a los turistas y les entregan bolsas para que depositen ahí su basura. La alcaldesa, Elisabet Lizaso, agradeció el esfuerzo que hacen los vecinos, que están organizados para asegurar la convivencia en la zona de baño. Asimismo, Lizaso avanzó que se están planteando regular el acceso y hacer pagar una entrada “con un precio simbólico” para regular el aforo y evitar la masificación. También estudian habilitar nuevos espacios de estacionamiento para los vehículos. Ahora, el consistorio quiere reunirse con los propietarios de los terrenos y la Agència Catalana de l’Aigua para regular la ‘platgeta’.