COMARCAS DEL PIRINEO
Pueblos con solo un habitante y núcleos en lucha para no acabar desapareciendo
Las comarcas del Pirineo están llenas de ejemplos de pequeños núcleos de población que luchan para no desaparecer. Mientras, casi un centenar de pueblos están despoblados o en riesgo de perder a todos sus vecinos. El problema demográfico se agrava si se tiene en cuenta que las madres del Pirineo son las que tienen el primer hijo más tarde de toda Europa. Además, el envejecimiento de estas comarcas acentúa la problemática y solo sectores como el turismo ayudan a paliar la situación porque atraen a trabajadores más jóvenes. Ossera (La Vansa i Fórnols) tenía 10 habitantes repartidos en seis casas a finales de los años 70. El núcleo ‘resurgió’ tras la llegada de un grupo de artesanos neorurales y ahora los vecinos vuelven a temer por su futuro. “El único joven que queda en el pueblo es mi hijo, de 32 años”, explica Suzette Böhringer. Jaume Rovira reivindica la mejora de la carretera para animar a más gente a instalarse a vivir. Àngela Farràs, de 67 años, reconoce que “si no fuera porque llegaron todos ellos, yo ya estaba a punto de abandonar el pueblo cansada de estar sola”. Joaquim Mas llegó hace 4 años para trabajar en la Formatgería Serrat Gros. “Me dijeron que estaba loco trasladándome a vivir en un pueblo de 15 vecinos pero estoy encantado”.
El caso de Carmeniu (Montferrer i Castellbo) es diferente. Lourdes Faus, nacida en este pueblo, se quedó sola hace ya 15 años pero asegura que ya se ha acostumbrado y que “no me aburro porque no tengo tiempo para ello”. Explica estar “encantada” cuidando su rebaño de cabras, sus conejos, sus gallinas y su huerto y “lo de no tener horarios me hace feliz”.