TRIBUNALES JUICIO
Acusaciones y defensa pactan 12 años para Puig-Gros por matar a su cuñado en Torre-serona
Admitió ayer que le tiroteó en Torre-serona y abandonó el cadáver en Barcelona
Un jurado popular juzga desde ayer en la Audiencia de Lleida al empresario cárnico Josep Puig-Gros por la muerte de su cuñado, Eduard Ardiaca, en junio de 2017 en Torre-serona. El acusado reconoció que fue el autor del crimen. Fiscalía, defensa y acusación particular han pactado una condena de 12 años de prisión por un delito de homicidio.
“Se sacó el arma de detrás, disparó a la pared, no sé qué pasó, me abalancé sobre él, se resbaló, le pude arrebatar la pistola y en un momento de ofuscación disparé”. Con estas palabras el empresario cárnico Josep Puig-Gros Batsi reconoció ayer ante el jurado popular que acabó con la vida de su cuñado, Eduard Ardiaca Olalla, el 21 de junio de 2017 en el obrador de Torre-serona. El juicio por el crimen empezó ayer en la Audiencia de Lleida, que, salvo sorpresa, le condenará a doce años de prisión, ya que es la pena que solicitan tanto la Fiscalía como la defensa y la acusación particular por un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad y la atenuante de reparación del daño (ha pagado 15.000 euros). Las tres partes presentan escritos prácticamente idénticos, aunque la defensa también incluye la atenuante de ofuscación.
La de ayer era la segunda vez que Puig-Gros confesaba el crimen. La primera fue en febrero de este año, cuando el acusado compareció a petición propia ante el juez que investigaba el caso, como avanzó SEGRE. Hasta entonces siempre había negado ser el autor. Fue detenido por los Mossos antes de que apareciera el cadáver. En las anteriores declaraciones llegó a afirmar que a su cuñado podían haberlo asesinado unos socios que este último tenía en Valencia. Respecto a los 180.000 euros que debía al parecer a la víctima, el empresario aseguró que lo había liquidado, pero su cuñado “siguió con la extorsión” y quería que “volviera a deberle dinero comprando dos motos y un Jeep, pero le dije que no”. Siempre según el acusado, la víctima le amenazó asegurando que, si no hacía lo que le pedía, “se lo haría saber a sus socios de Valencia, que eran muy malos”. Negó que planificara el crimen a pesar de haber llevado tres días antes un coche de sustitución a Barcelona, cerca del lugar donde abandonó el coche con el cadáver (ver desglose). La víctima recibió cinco disparos frontales. “No recuerdo lo que hice. Solo sé que me equivoqué y debí llamar a los Mossos para explicar lo que había pasado. Me arrepiento profundamente de todo lo que hice”. Tras matar a su cuñado, comió con su mujer y sus tres hijas y se fue hasta Barcelona por carreteras secundarias. Sobre el arma, dijo que “cogí una radial, la corté en trocitos pequeños y la tiré en una acequia”. Negó que fuera a disparar al campo de tiro para poder justificar restos de pólvora en la prueba de la parafina. “Era para llevarme mi pistola a casa para protegerme de los valencianos, pero me arrepentí”, aseguró. Pese al pacto entre las partes, el juicio sigue hoy con la declaración de los Mossos.