SEGURIDAD REPORTAJE
Trescientos servicios de la unidad canina de Mossos por explosivos y 50 por drogas al año
Formada en Lleida por un cabo y dos agentes como guías y cinco perros operativos de entre 3 y 10 años
La unidad canina de los Mossos d’Esquadra de Lleida lleva cabo al año unos 300 servicios por búsqueda preventiva de explosivos y otro medio centenar por drogas. Formada por un cabo y dos agentes con formación de guías caninos, el equipo lo completan cinco perros de entre 3 y 10 años que forman, junto a los agentes, la “pareja inseparable” en pro de la seguridad. El cabo de esta equipo explica a SEGRE que la unidad canina de la Policía catalana tiene su sede central en el complejo Egara de Sabadell y otras tres unidades descentralizadas en Lleida, Tarragona y Girona. Las unidades pueden trabajar en toda Catalunya, según las necesidades. En el caso de las comarcas leridanas, los perros operativos, de razas pastor alemán, labrador y mezcla de american stanford y pitbull, están especializados en la búsqueda de explosivos (con tres canes) y de drogas (con otros dos). Además, estos últimos, desde 2013, también están adiestrados para buscar billetes de euro de curso legal que esconden los delincuentes que trafican con sustancias estupefacientes. Para encontrar explosivos y drogas, los guías caninos enseñan a los perros a detectar sus olores. Los animales pueden ser comprados o adoptados (estos representan hasta el 15 por ciento del total) desde que tienen un año. Para que busquen, se les motiva con una recompensa que, en este caso, es el juego. “Buscan el olor del explosivo o la droga porque saben que si lo encuentran tendrán de recompensa la pelota y el juego con nosotros”, explica. Entre los servicios, la unidad hace búsqueda preventiva de explosivos en lugares de especial protección como la estación del AVE Lleida-Pirineus y el aeropuerto de Alguaire, además de actos multitudinarios y protección de personalidades. En drogas, la activación llega por la unidad de investigación y hacen, entre otros servicios, inspección en prisiones y locales públicos. Cuando les llega la jubilación, sobre los 10 años, el agente se queda con el perro en su vivienda y, si no, puede ser dado en adopción a una familia adecuada.