Quebrantahuesos de Lleida para Jaén

Dos crías de quebrantahuesos nacieron el pasado día 15 de marzo en Lleida, en el Centre de Fauna de Vallcalent y partieron cuatro días después, el día 19, al Centro de Cría de Guadalentin, en Jaén. Así lo explicaron ayer fuentes del departamento de Territorio y Sostenibilidad, que indicaron que este traslado se enmarcó en los intercambios de ejemplares del programa internacional de conservación de especies amenazadas, en el que la Generalitat colabora desde el año 2005.

El centro de fauna leridano acoge actualmente a tres parejas de quebrantahuesos, dos de las cuales son reproductoras. El pasado mes de febrero nació el primer ejemplar de la temporada en Lleida, que se quedó en Vallcalent y fue adoptado por uno de los machos de esta especie, conocido como Kazajo. También otras dos nuevas crías se ha quedado en el centro leridano, adoptadas por parejas de aves. En cambio, las dos enviadas a Andalucía no podían ser adoptadas por los ejemplares adultos.

Un total de 36 crías de quebrantahuesos han nacido en el centro de fauna de Vallcalent

Además de los dos ejemplares trasladados a Jaén, un tercero salió también de Lleida y fue enviado al centro de fauna de Torreferrussa. Este centro barcelonés, a su vez, envió uno de sus quebrantahuesos a Guadalentin al considerarlo adecuado desde el punto de vista genético, según indicaron fuentes de la conselleria.

Estos seis nacimientos de quebrantahuesos han superado las previsiones iniciales del Centre de Fauna de Vallcalent, que esperaba un máximo de cinco en esta temporada. Además de los seis huevos que eclosionaron entre los meses de febrero y marzo, tres más resultaron infértiles. Desde que dio comienzo la cría en cautividad en Vallcalent, un total de 36 crías han nacido en el centro de fauna leridano. De estas, 24 se han liberado en el medio natural y una docena se han integrado en el plan de cría. En años anteriores se enviaron ejemplares a países como Francia y Alemania. El quebrantahuesos es una de las especies más amenazadas de Europa. A principios de los 80, su censo se limitaba a solo cinco o seis parejas en las comarcas del Pirineo leridano. Desde entonces, los esfuerzos para preservarla y recuperarla dieron como resultado un aumento de la población, que en 2017 se calculaba en cerca de un centenar de adultos en Catalunya.