URBANISMO TURISMO
Segundas residencias y alojamiento turístico en el municipio más despoblado de Aran
Proyecto para un complejo residencial y hotelero en Bausen, cuyo censo no llega a los sesenta vecinos || Inicia su tramitación ante la Generalitat mientras una plataforma se opone a esta urbanización
Un proyecto para una urbanización de segundas residencias y establecimientos hoteleros ha iniciado su tramitación en Bausen, el municipio con menos población de la Val d’Aran. En esta localidad se ha planteado la construcción de 18 viviendas, un hotel y un aparthotel con una superficie de 2.400 metros cuadrados al este del actual núcleo urbano. No es mucho en términos absolutos, pero sí en proporción a una localidad cuyo censo no llega a los sesenta habitantes, de los cuales alrededor de unos cuarenta residen en ella la mayor parte del año. El proyecto se encuentra todavía en las primeras etapas de su trámite ante la Generalitat y una plataforma se opone a que se haga realidad.
La construcción de estos inmuebles exige ampliar la calle Major, construir un nuevo acceso a la urbanización y mejorar instalaciones de electricidad, saneamiento y agua potable del pueblo, según documentos presentados ante la Generalitat. La comisión de Urbanismo de Aran emitió un primer informe sobre esta propuesta en noviembre, si bien el ayuntamiento indicó que empezó a gestarse años atrás. El alcalde, José Antonio Barés, afirmó que el consistorio se limitará a atenerse “a lo que establecen la ley y los informes técnicos”. Sobre esto último, precisó que el municipio recibe asistencia técnica del personal del área de Urbanismo del Conselh Generau. Barés apuntó que el proyecto puede sufrir cambios. En este sentido, la documentación presentada ante la Generalitat menciona un hotel de 7 habitaciones y 22 apartamentos turísticos; mientras que el primer edil apuntó que la propuesta es de un hotel de doce habitaciones y un albergue para 22 huéspedes.
Por su parte, la plataforma contraria al proyecto, llamada Sauvem Bausen, cree que la urbanización tendría un “impacto devastador en el paisaje, patrimonio, entorno y la vida de los vecinos y vecinas”, con inmuebles cuya capacidad “triplicaría el padrón actual del pueblo”.