DEMOGRAFÍA ANÁLISIS
Ocho de cada diez municipios leridanos han perdido población en la última década
En 79 de las 231 localidades, el decrecimiento supera el 10% de los vecinos || El coronavirus pone en evidencia las ventajas de las comarcas rurales frente a las ciudades, donde hay más contagio
Las comarcas de Lleida pierden población de forma lenta pero continuada desde hace años. El saldo en la última dècada es negativo con 4.838 vecinos menos, lo que da una media de cerca de 500 cada año. Al margen de la desploblación rural, esta pérdida coincide con los años más graves de la crisis, que implicó una fuerte emigración de extranjeros de vuelta a sus países y de leridanos en busca de oportunidades, y también con los del inicio de la recuperación. A fecha de hoy no se sabe todavía cómo impactará la actual crisis sanitaria en la evolución de la demografía, pero el punto de partida es que 8 de cada diez municipios de Lleida han perdido vecinos en los últimos diez años. Solo 46 han ganado población y tres más se han quedado igual que en 2010. Según datos estadísticos recogidos por el àrea de Cooperación Municipal de la Diputación, los otros 182 municipios de Lleida han decrecido en población. Por lo general, es un descenso leve y a menudo la marcha de una familia de un pueblo con pocos habitantes ya decanta la balanza. Sin embargo, según constata Jordi Latorre, vicepresidente primero de la Diputación y responsable político de Cooperación Municipal, en muchos casos hay que sumar a ese saldo negativo el envejecimiento de la población, lo que implica que el relevo en las pequeñas localidades no està garantizado.
Latorre advierte de que 79 de los 231 municipios de Lleida han perdido en esta década más de un 10% de la población. Este y otros datos han llevado al área que dirige a buscar fórmulas para revertir la tendencia a la despoblación. Para ello, los presupuestos de 2020 han consignado un millón de euros y otro más para los municipios y pueblos del Pirineo, “pero espero reunir más dinero”, señala, lo que debe pasar por lograr que el Estado permita a las corporaciones locales disponer de los remanentes del año anterior para fines que no sean cubrir la deuda, una norma derivada de la reforma local en plena crisis tras el 2008. La nueva cátedra de la UdL sobre la despoblación debe contribuir a diseñar políticas de discriminación positiva más allá de los planes sectoriales.
¿La crisis causada por el coronavirus puede contribuir a aliviar la despoblación rural?
La crisis sanitaria ha demostrado que las grandes aglomeraciones están llenas de riesgos y rigideces y, a la vez, que en los pueblos se puede vivir bien y trabajar con medios adecuados. El nuevo escenario postcrisis puede suponer nuevas oportunidades para las comarcas rurales.
El pleno de la Diputación aprobó el viernes 15 millones en ayudas a los ayuntamientos para paliar los efectos de la Covid-19. ¿La pandemia puede afectar a los proyectos sobre la despoblación?
No. Es importante que el Estado autorice que las corporaciones usemos el remanente de tesorería para otros fines que amortizar deuda. Queremos suplementar con ello las partidas contra la despoblación rural. Los planes de apoyo de la Diputación acabarán poniendo 35 millones de euros a disposición de los ayuntamientos sin distinciones.
¿Qué prevén impulsar con este dinero?
Necesitamos buenas iniciativas, proyectos potentes contra la despoblación. Iniciativas municipales que hagan que los pueblos sean atractivos para vivir y trabajar. Por ejemplo, sobre nuevas tecnologías, conectividad o sobre generación energética. Los planes aprobados el viernes también tienen que ver con la despoblación, ya que uno de los criterios para otorgar ayudas es la pérdida de población. Por ejemplo, el plan de salud favorece a los municipios con riesgo de pérdida de población. En el plan de cooperación del año pasado el 70% de las ayudas eran un importe fijo igual para localidades grandes y pequeñas, lo que ya es una discriminación positiva. También ocurre con las comarcas: un 40% de las ayudas son para las que tienen municipios de menos de mil habitantes.
¿Qué otras políticas se pueden impulsar al margen de financiar proyectos?
En esto debemos participar todas las administraciones y la nueva Cátedra de la Universitat de Lleida sobre despoblación rural debe ayudarnos a favorecer la repoblación de estas zonas. Nos tiene que ayudar a definir los motivos de la despoblación y diseñar las acciones para transformarla.
¿Cuándo convocarán las ayudas?
Si podemos, en el pleno del mes de mayo. Somos ambiciosos, queremos que haya más dinero para los municipios, pero no está en nuestras manos.
¿Han preguntado a los municipios si quieren crecer?
Hemos estado trabajando con ellos. Un equipo del departamento ha estado trabajando en la detección de sus necesidades y está acabando de definir toda la información aportada.
Si hay que repoblar municipios, habrá que contar con viviendas.
En el territorio hay vivienda y servicios públicos disponibles. Hay que trabajar con el propietario de la vivienda privada y cambiar la ley de Urbanismo para que no haya tantos condicionantes para construir más vivienda.