ESNOTICIA
El virus se cuela en dos de cada 10 residencias de Lleida y en 13 ha habido más de 5 casos
Salud ha llevado a cabo 1.783 tests en 14 de los 20 centros afectados y el 44% de los usuarios ha dado positivo ||Los sindicatos denuncian que el sector está precarizado y es la ‘cenicienta’ del bienestar
Lleida tiene 87 residencias de la tercera edad distribuidas en todo el territorio y el coronavirus se ha colado en un total de veinte, tanto del llano como del Pirineo, y ha causado decenas de muertes en una cifra difícil de determinar por la falta de transparencia de algunos centros y las variaciones del cómputo que aporta la Generalitat. Esto supone más de un 20% de afectación en estos centros asistenciales, especialmente vulnerables al virus de la Covid-19 desde que llegó a la península. En trece de las residencias afectadas el número de casos supera los 5, de modo que puede hablarse de brote, según fuentes consultadas por este diario. El último parte de la conselleria señala que la crisis del coronavirus ha dejado en Lleida 28 fallecidos en residencias en Lleida y 4 en el Pirineo, pero este recuento no contempla los usuarios de estos centros que han muerto en los hospitales. En total ha habido en las comarcas de Ponent y el Pirineo más de 160 fallecimientos en los centros sanitarios a causa del coronavirus y si la estadística en Lleida sigue la progresión europea, la mitad de los fallecidos vivían en residencias.
De hecho, la última cifra aportada por la Generalitat en este sentido eleva a 85 el número de usuarios de estos centros fallecidos por la pandemia. Y el dato es del 13 de abril. El mismo día, la conselleria de Salud asumió la gestión de las residencias, que hasta entonces había ido a cargo de la conselleria de Asuntos Sociales. Su especial vulnerabilidad ha llevado a que las residencias sean de los primeros centros en recibir de forma generalizada tests para conocer la afectación de los usuarios y los profesionales. Según la conselleria de Salud, hasta el viernes se habían hecho tests a 1.783 personas, de las cuales, 813 son residentes y 970 trabajadores de 14 de los 18 centros analizados. Los resultados disponibles señalan que el 44% de usuarios y el 19,18% de los profesionales de los centros cribados han dado positivo.
“No todos sirven para trabajar en esto. No hay empatía. Yo he llorado cuando llegaba a casa”
Las residencias han sido el eslabón más débil de la sociedad actual ante la llegada de la pandemia. El Gobierno prohibió el 12 de marzo la entrada de visitas a estos centros, pero el virus ya estaba dentro. La falta de previsión y de equipos de protección en algunos casos durante los primeros días y semanas de contagio sumada a los déficits que arrastra el sector han confluido en la tormenta perfecta. Los sindicatos denuncian que las residencias son la cenicienta del Estado del Bienestar. Profesionales de la atención social aseguran que un trabajador social en nómina de la conselleria de Asuntos Sociales y Familia cobra menos que uno de Salud o de Educación. Personal en ocasiones poco formado y con largas jornadas o contratos de muy pocas horas completan la ecuación. El modelo económico del sector, donde la mayoría de las plazas son privadas (en Lleida, la mitad) lleva a que las empresas que gestionan algunos centros busquen beneficios antes que atención. Algunas firmas de otros sectores como la construcción o bien fondos de inversión están detrás de algunos centros.
“El sector está abandonado”, asegura T., técnica en gerontología en una residencia privada del Segrià que prefiere no revelar su nombre. “La dirección del centro quiere que funcionen las finanzas, no tiene empatía ni afinidad con este sector. No todo el mundo sirve para esto. No todos saben hacer esto. He llorado a menudo al llegar a casa. Creo que habrán muerto de 18 a 20 ancianos. Son abuelos muy agradecidos”, afirma.
Pese a todo, la mayoría de las residencias han superado la prueba y en algunos casos no era fácil. La de Alcarràs es una de las mayores, con 197 usuarios y ningún contagio, según el alcalde, Manel Ezquerra. “Tomaron muchas medidas de precaución” cuando el virus asomaba, y “tiene 150 trabajadores. Desinfectamos la entrada cada día y en el jardín hacen lo mismo dos veces por semana. Ejército y Generalitat han limpiado el centro 3 veces y hemos pedido otra”. Para los sindicatos, el drama de las residencias tiene su origen en los bajos sueldos y las largas jornadas, así como en los recortes de la última década y la falta de control. “Ahora ya está más controlado pero ha sido un escándalo”, afirman.