La Fiscalía francesa investiga la muerte de un oso a tiros

La Fiscalía francesa ha abierto una investigación para tratar de encontrar a la persona o personas que mataron a tiros al oso hallado el pasado martes en el departamento de Ariège. Así lo corroboró ayer el fiscal de Foix, Laurent Dumaine, en declaraciones recogidas por diferentes medios de comunicación de Francia. Apuntó que ganaderos de la zona han empezado a prestar testimonio y que otros lo harán en los próximos días. Por su parte, el cadáver del animal fue trasladado a la Escuela Nacional de Veterinaria de Toulouse para practicarle una autopsia.

“Es una infracción grave que se castiga con hasta tres años de cárcel y 150.000 euros”, apuntó el fiscal. A la espera de identificar al oso, se trata de un macho de unos cinco años de edad y más de 150 kilos de peso, y su estado de descomposición apunta a que podría haber muerto días antes de que se descubriese su cuerpo. Se descarta que sea Goiat, dado que no llevaba ni collar GPS ni crotales en las orejas, que también permiten localizarlo mediante emisiones de radio.

El ejemplar está aún sin identificar, aunque se ha descartado ya que se trate del macho Goiat

Miembros de la Oficina de Biodiversidad, el organismo estatal responsable del seguimiento del oso en Francia (la antigua Oficina de la Caza o ONCFS), hallaron el cadaver en Ustou, cerca de la estación de esquí de Guzet, a menos de diez kilómetros de la frontera con el Pallars Sobirà. Habían acudido a la zona, precisamente, para verificar daños atribuidos al ataque de un oso. Fue el perro que llevaban consigo los técnicos el que detectó el cadáver del plantígrado en un punto rocoso y escarpado. Fue necesario un helicóptero para sacarlo de allí.

Entidades ecologistas a ambos lados de la frontera pirenaica condenaron el martes la muerte del oso e instaron a Francia a reintroducir otro ejemplar para sustituirlo. Ayer se pronunciaron entidades contrarias al oso como Addip, que rechazó condenar los hechos y afirmó que es consecuencia de que los ganaderos “estamos abandonados por el Estado”. Aspap, por su parte, ve “precipitada” la investigación.