Comercio y turismo: un trimestre bajo mínimos

El estado de alarma se declaró hace justo tres meses en un momento clave para el sector turístico y el comercial, los más castigados por el confinamiento. Las tiendas estaban ante el cambio de estación y en cuanto al turismo quedaban aún unas semanas de temporada de esquí y después llegó la Semana Santa, en la que el turismo hubiera podido facturar 36 millones de euros (datos de 2019); siguió el puente del 1 de mayo y, ya este mes, las fallas, anuladas, que mueven cada año a miles de visitantes durante semanas. “Sant Joan también lo damos por perdido”, señala el presidente de la federación de Hostelería, Josep Castellarnau. “Desde que se declaró la alarma (14 de marzo) hasta hoy, alrededor de un 85% de los hoteles de Lleida han tenido cero ingresos”, asegura. Y eso para cualquier negocio “es desastroso”. Castellarnau afirma que entre un 10 y un 15% de los establecimientos se han mantenido abiertos para alojar a trabajadores fuera de casa. “Hemos tenido ERTEs para los empleados; ICOs con el aval del Estado que tendremos que devolver y dos ayudas de 1.500 euros de la Generalitat a las que muchos no han podido acceder porque el volumen de facturación o la plantilla empleada eran demasiado grandes”. La restauración ha perdido también los ingresos que reportaban celebraciones como bodas y comuniones o bien las ferias. El estado de alarma supuso pasar “de 100 a 0”, incide el gerente de la misma federación, Ramon Solsona. Ahora, en fases 2 y 3 de desescalada, la actividad comienza a recuperarse pero en el caso de los hoteles no despegará hasta que no haya más movilidad, algo que en el Pirineo comienza mañana lunes. En turismo rural, el sector calcula que la crisis sanitaria ha comportado en estos tres meses unas pérdidas de alrededor de un millón de euros, que son los ingresos estimados brutos que habrían facturado. El portavoz de la asociación, Jaume Ramon, señaló que hubo cancelaciones de reservas ya a principios de marzo, con lo que “este año solo hemos abierto por ahora en enero y febrero”.

En cuanto al comercio, la facturación que hemos perdido ya no se recuperará”, afirma el presidente de la Federación de Comerciantes del Eix de Lleida, Llorenç González. Al margen del cierre total, González señala que una vez que pudieron abrir con cita previa, “las dos primeras semanas sí hubo una buena afluencia de clientes, pero después se ha ido haciendo, pero lejos del 100%”. Por ello, destaca que muchos comercios mantienen a empleados en ERTE, o solo lo han levantado parcialmente. Maria Rosa Armengol, secretaria general de la Fecom, coincide en que lo perdido en este trimestre “ya no se recuperará”, y destaca que “hay una restricción en el consumo, salvo en la alimentación”. Armengol considera necesaria la cooperación entre el sector público y el privado y opina que “no puede ser que los políticos se estén atizando a todos los niveles”. Aunque se muestra cauta a la hora de estimar las pérdidas, apunta que en este trimestre pueden rondar el 70%. Manel Llaràs, de Pimec Comerç, explica que su entidad está recopilando datos del descenso de facturación. “A día de hoy todavía hay establecimientos cerrados porque creen que económicamente no es viable reabrir”, indica. Recuerda que los que están abiertos tienen limitado su aforo y coincide en que a pesar de que el consumo pareció animarse en las dos primeras semanas de reapertura, “ahora está bastante estancado”. Algunos sectores, como el de la ropa, están especialmente afectados. “Las tiendas tuvieron que cerrar cuando habían comprado el género para la temporada de primavera y ya no han podido ponerlo a la venta”, detalló.