REPORTAJE FAUNA
Cuando el depredador es la presa
La muerte de dos osos en los últimos tres meses es objeto de investigaciones judiciales a ambos lados de la frontera pirenaica || Uno murió a tiros y se sospecha que el otro, Cachou, pudo ser envenenado, circunstancias que pueden abrir la puerta a más reintroducciones para sustituirlos
La muerte de dos osos en tres meses es objeto de investigaciones a ambos lados de la frontera pirenaica. En Francia, la Fiscalía busca a la persona o personas que abatieron a tiros a un macho sin identificar, tras hallar su cadáver el martes en Ustou, cerca del Pallars Sobirà. En Aran, el juzgado de Vielha mantiene bajo secreto de sumario las diligencias sobre el fallecimiento de Cachou, hallado sin vida en abril. Entidades ecologistas apuntaron a la posibilidad de que hubiera sido envenado.
Estas investigaciones se suman a los casos de tres osas fallecidas por intervención humana en el Pirineo desde el inicio de las reintroducciones. Melba murió a tiros en 1997 y Cannelle en 2004. Los dos sucesos tuvieron lugar en Francia, en ambos se identificó al autor y ninguno fue a prisión. En 2007, Franska murió atropellada, pero la autopsia detectó numerosos perdigones bajo su piel.
La muerte a tiros del oso hallado esta semana abre la puerta a reintroducir otro para reemplazarlo. Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, se comprometió en enero a no hacerlo, sigue en vigor el plan de gestión de la especie en Francia, que prevé el “reemplazo de todo oso desaparecido de forma prematura a manos del ser humano”. A ello se acogen entidades como Pays de l’Ours para reclamar otra reintroducción. En Lleida, también Ipcena exige “reponer” al oso muerto.
Por su parte, los contrarios al oso rechazan otra reintroducción. El presidente de Asaja en Lleida, Pere Roqué, insistió en que “ponen en peligro a las personas y a la gandería extensiva”, por lo que reclamó delimitar espacios naturales aislados para acogerlos. El censo de osos del Pirineo supera los cincuenta.
Las muertes de osos bajo investigación llegan tras movilizaciones de ganaderos para pedir la retirada de todos los osos. En cambio, en el Cantábrico han decaído con los años tanto las protestas como los ejemplares muertos por intervención humana. “Trabajar en la aceptación del oso es clave”, recalca Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. Destacó el esfuerzo en el Pirineo leridano por “compensar” los inconvenientes que supone el oso para la actividad humana, con medidas para prevenir ataques e indemnizaciones. “El oso se ha convertido en bandera para denunciar los problemas y dificultades de la ganadería de montaña”, valoró.