El Govern descarta el confinamiento domiciliario y prolonga el del Segrià

“El Govern no tiene planteado ningún cierre absoluto, además de que tampoco se puede encerrar a la gente en su casa”. Así de contundente se mostró ayer el delegado del Govern, Ramon Farré, ante los rumores de los últimos días de un posible confinamiento domiciliario en el Segrià, una medida que aseguró que no está prevista. Respecto al confinamiento perimetral de la comarca, explicó que “se mantiene inalterado y no tiene fecha de caducidad”. También dijo que “tampoco está previsto cambiar las condiciones de la resolución del pasado sábado”, por lo que recordó que la movilidad laboral y la imprescindible sigue permitida y reiteró que “no la reduciremos a las actividades esenciales”.

Al ser preguntado sobre qué medidas se implementarán dentro del Segrià, ante el aumento de los casos de Covid, señaló que “ya se ha decretado que llevar mascarilla sea obligatorio, pero no hay policías para ir detrás de todo el mundo, por lo que la responsabilidad individual es muy importante, sobre todo entre los jóvenes, donde hay más casos”, y añadió que “todo lo que sea reducir la movilidad es esencial”. También dijo que se actúa y se toman medidas en los lugares donde se detectan casos, como los cribajes en residencias y empresas.

Por otra parte, el presidente del Colegio de Médicos de Lleida, Ramon Mur, cargó ayer en RAC1 contra la administración por no haber actuado antes ante la llegada de temporeros y aseguró que lo alertaron hace un par de meses, pero que durante todo este tiempo no han movido ni un dedo. “En Lleida hemos sufrido un drama humanitario. A mediados de mayo, el Colegio alertó de que había un gran número de personas que llegaban sin contrato. Hablamos con la delegada de Salud y el gerente del ICS, Ramon Sentís, pero no se estaba trabajando de manera coordinada ni entre departamentos ni entre diferentes niveles de la administración”, manifestó. Añadió que “cuando hubo la llegada masiva, no se hizo nada para cuantificarla y no había mediadores para explicarles la situación cuando llegaron. Se debería supervisar dónde duermen y cuánta gente vive en un mismo piso. Son cosas que se habrían podido ir haciendo”. Mur insistió en no criminalizar a los temporeros que vienen a trabajar cada año.

“Lo más difícil es que entiendan que deben aislarse”

Un equipo de siete mediadores trabajan desde junio como nexo comunicativo entre el personal sanitario y los temporeros en caso de dificultad de entendimiento en materia lingüística y cultural. Su coordinadora, Júlia Ferrer, explicó que “estamos presentes en las áreas básicas de Salud de Alcarràs, Seròs, Guissona y Lleida, pero nos vamos moviendo por el territorio allí donde nos necesiten”. Detalló que en una semana llegan a hacer 300 mediaciones. “Lo más difícil es que entiendan que deben aislarse y dejar de trabajar, sobre todo si son positivos y no tienen síntomas”, señaló, y dijo que algunos lo aceptan y otros no, e incluso se marchan. Asimismo, Cruz Roja pondrá a disposición 40 personas para hacer un trabajo social de acompañamiento y mediación.