Indignación ciudadana y de las empresas en Lleida por las nuevas medidas

Unas 300 personas se concentraron ayer a última hora de la tarde en Lleida para mostrar su indignación por el nuevo confinamiento en Lleida. Apenas unas horas después de hacerse oficial el paso atrás en la desescalada por el coronavirus en la capital del Segrià y otras localidades de la comarca, una convocatoria a través de las redes sociales citó a partir de las 21.00 horas a los ciudadanos a expresar su malestar con las nuevas medidas en la avenida Rovira Roure, junto a la plaza Ricard Viñes y, simbólicamente, frente al edificio de los servicios territoriales de Salud de la Generalitat. La Guardia Urbana cerró al tráfico la zona, que registró también una discreta presencia de efectivos de los Mossos. En grupos familiares y de amigos o de forma individual, la gente se fue acercando al lugar de encuentro, todos con la mascarilla preceptiva y tratando de guardar la preceptiva distancia social. Algunos incluso lucieron pancartas improvisadas, con lemas como “Les vostres mesures maten més que el virus” o un imperativo “Doneu la cara. El confinament és inconstitucional”. Los aplausos y proclamas a favor de la “libertad” no se hicieron esperar. En el momento más álgido de las protestas, los concentrados reclamaron a gritos la dimisión del President Torra y del alcalde Miquel Pueyo, pidiendo también que “Lleida no se toque”. Tampoco faltaron los insultos contra la clase política en general o el cántico “Torra, Torra, Torra, confina Barcelona”.

Los empresarios también reaccionaron con indignación. Jaume Saltó, presidente de la Cámara de Lleida y de Pimec, fue muy gráfico. “Es un gran desastre”, afirmó. Señaló que las nuevas restricciones provocarán que haya empresas que “no reabrirán”. “Es todo muy complicado y será difícil levantarnos. Además, se está dando muy mala imagen de Lleida”, manifestó. También cuestionó la actuación sanitaria, recordando que ayuntamientos y entidades ya hace tiempo que avisaban de su preocupación por la falta de control sobre las 30.000 personas que trabajan en la campaña de la fruta. El secretario general de la Federación de Hostelería, Ramon Solsona, calificó de “increíble” que se imponga el cierre a empresas sin anunciar a la vez un plan de ayudas y consideró que las autoridades políticas “no se preocupan por las empresas”, a la vez que vio pasividad de Salud y la Paeria al abordar la situación de los temporeros y “sin techo”.