Los pueblos pequeños, sin medios para controlar el confinamiemto

Los pueblos pequeños afrontan el confinamiento municipal de fin de semana sin medios para controlarlo. Un ejemplo de ello es Sant Llorenç de Morunys. Su alcalde, Francesc Riu, explicó ayer que muchas personas llegaron a sus segundas residencias el jueves para evitar el confinamiento y el ayuntamiento no tiene cómo controlarlo. Apuntó que pidieron refuerzos a los Mossos, pero lamentó que “cuesta bastante que vengan porque no tienen suficientes efectivos para subir”. El alcalde de Granyena de Les Garrigues, Francesc Esquerda, señaló que afrontan el aislamiento con “resignación” y señaló que si algún vecino necesita algo de otro municipio, “lo hacemos nosotros”. El presidente de la Associació de Micropobles y alcalde de Torrebesses, Mario Urrea, pidió que se “singularicen” las medidas dependiendo del riesgo en los municipios. Mientras, ayuntamientos apelan a la responsabilidad para cumplir con las medidas. La alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, apuntó que “la lucha la tenemos que hacer desde nuestra responsabilidad”. Criticó que el confinamiento perimetral llega “tarde” y que se tendrían que cerrar ciudades grandes o con un elevado riesgo de rebrote. Cabe destacar que en caso de que el municipio no tenga de tiendas de alimentación, como sucede en muchas localidades de Lleida, los vecinos pueden ir a otro pueblo a comprar. El alcalde de La Vansa i Fórnols, Pep Camps, explicó que los vecinos continuarán trasladándose hasta La Seu para comprar. Lamentó las nuevas restricciones, que “han obligado a cerrar los 4 alojamientos rurales”, ya que trabajan con clientes de Barcelona.

Colas para salir de Andorra ante los controles por el cierre de CatalunyaLa circulación por la frontera hispanoandorrana de la Farga de Moles vivió momentos complicados ayer por las restricciones de movilidad de Catalunya. Los agentes de la Policía Nacional solicitaban a todos los conductores el motivo del desplazamiento y solo pudieron pasar los que llevaban el documento justificante. Los trabajadores transfronterizos presentaban el carnet acreditativo. El resto debían alegar el retorno al lugar de residencia, desplazamientos por asistencias sanitarias o causas de fuerza mayor.