Restaurantes de pueblos dudan que sea rentable abrir

Restaurantes y bares de pueblos pequeños dudan de su viabilidad con el confinamiento municipal de fin de semana (que pasaría a ser comarcal la segunda semana de diciembre) y las restricciones de movilidad. Nadia Tolsà, del bar Centro de Maldà, explicó que “estamos muy contentos de poder reabrir, pero trabajamos mucho el fin de semana con gente de fuera, de modo que por ahora los ingresos no darán para los gastos”. El restaurante Cal Jesús de Organyà no abrirà hasta que se permita la movilidad con Andorra. Su propietaria, Yolanda Sorribes, espera que las peticiones para acelerar la apertura fructifiquen “y no tengamos que esperar al 21 de diciembre porque será fatal”. “En ciudades que trabajan con cliente local, puede funcionar pero en pueblos que vivimos de la gente de paso es imposible”, lamentó. Asimismo, el hotel-restaurante La Garbinada de Granyena de Les Garrigues seguirá cerrado. El propietario, Benito Gili, señaló que hasta que no haya más movilidad “no es viable” y apuntó que estudiarán abrir el año que viene, ya que sus clientes son mayoritamente de Barcelona. Sí que abrió el restaurante Cal Benito de Lleida, del que Gili es también el propietario. Desde el restaurante Can Quel de Fontllonga explicaron que el fin de semana, que es cuando reciben a vecinos de Barcelona y Lleida, “no contamos con que venga nadie”. La gerente de Els Fogons de la Carme de Cervià, Maria Pastor, señaló que abrirán también los jueves para “captar gente que viene a comprar aceite”. Dijo que tienen “clientes fieles del pueblo que esperamos que respondan”. El restaurante Amoca de Linyola abrirá hoy y apuntaron que la mayoría de sus clientes son habitualmente de fuera, pero también reciben vecinos de Linyola.

La crisis ya ha provocado el cierre de establecimientos. En Guissona, 3 locales han bajado la persiana: el bar-restaurante Centre, el restaurante Casolí y el bar Steaua. En Cervera se ha traspasado el Casal. El presidente de la Segarra, Francesc Lluch, dijo que el sector agroalimentario podría absorber al personal de los cierres. En Agramunt, Lo Casal cerrará el fin de semana. Sus impulsores dijeron que mantenerlo es “insostenible” y que “tenía como pilar la propuesta cultural”.