«Esto es lo peor que le ha sucedido al Pallars desde la Guerra Civil»

“Dolor, rabia e impotencia”. Así resume sus sentimientos la hija de una de las 61 personas que han muerto en la residencia de Tremp a causa del brote de Covid. Quiere permanecer en el anonimato y, aunque expone algunas opiniones, pide no publicarlas. Sus palabras denotan el dolor que sufre. Todo es demasiado reciente y el duelo no ha concluido. Familiares de otros fallecidos y vecinos de Tremp también muestran perplejidad, porque nadie hubiera podido pensar que en tan pocos días morirían tantas personas en una localidad que no llega a los 6.000 habitantes, y son varios los que opinan que “algo ha fallado”, pero sin concretar.

“Es lo peor que ha sucedido en el Pallars desde la Guerra Civil”, afirma un vecino. Además, las medidas sanitarias por la Covid obligan a sepelios casi clandestinos, limitados a un responso estrictamente familiar en el cementerio, cuando lo habitual es que los funerales de personas que llevan décadas en el municipio sean multitudinarios. Estos testimonios se suman a los de otros que explican que supieron del contagio de un familiar por terceros, o a los que solo llamaron para comunicarles un deceso.

Frente a la rabia y el desconcierto de parte de los afectados, algunos afirman que “desde el inicio del brote nos sentimos informados, creemos que hubo una buena gestión en el centro, pese a la mala suerte de que el virus entró como una apisonadora”. Es la opinión del hijo de una fallecida en el geriátrico. “Ella era asintomática y falleció por otros motivos coincidiendo con el brote”, apunta. “No vemos mala praxis y estamos tranquilos porque creemos que estuvo muy bien atendida”, dijo.