SEGRE

TEMPORAL VIENTO Y GRANIZO

Un vendaval con granizo derriba muros y arranca tejados y árboles en Lleida

Un temporal con granizo y rachas de viento de más de cien kilómetros por hora azotó ayer por la mañana las comarcas de Lleida, apenas dos semanas después de las nevadas y el hielo de la borrasca Filomena. El vendaval arrancó tejados y derribó árboles y muros en varias comarcas del llano, aunque Cervera y el resto de la Segarra se llevaron la peor parte.

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Un temporal devastador arrancó tejados, derribó muros y árboles y provocó cortes de luz en las comarcas de Lleida. Todo sucedió en poco más de una hora. Se trataba de una turbonada, un fenómeno asociado a la borrasca Hortense y llegado desde el océano Atlántico. Entró en Vigo a medianoche y recorrió la Península Ibérica hasta alcanzar hacia las 8.00 de la mañana las comarcas leridanas. Los daños que provocó se suman a los que había ocasionado hace apenas dos semanas la borrasca Filomena. El hielo que esta dejó tras de sí apenas había tenido tiempo de fundirse.

La red de información de la ADV Terres de Ponent constató pedrisco en 47 municipios del llano de Lleida, a menudo acompañado de agua y con un tamaño variable, entre lentejas y garbanzos. El perjuicio que provocó a cultivos fue muy limitado. En cambio, el vendaval, con rachas de más de cien kilómetros por hora, sí dejó tras de sí importantes desperfectos, aunque no hubo que lamentar daños a personas.

La peor parte se la llevaron Cervera y el resto de la Segarra, donde otra turbonada ya provocó destrozos el pasado marzo. Esta vez llegó sobre las 8.30 y, en poco más de diez minutos, se llevó parte del tejado de nueve empresas. La más dañada fue la de prefabricados Precon, que perdió la cubierta de tres de sus seis naves. También se quedó sin tejado el almacén de la Associación per la Defensa Forestal, Iberspa-Cervitrans y Codina Vall, entre otras.

A su paso por la comarca, el vendaval se llevó también unos 30 metros de pared del campo de fútbol, parte del tejado de la piscina cubierta y del pabellón polideportivo recién restaurado, así como placas metálicas de la cubierta del Institut La Segarra. En calle y la plaza Major, destruyó la puerta de cristal de la Paeria y un muro de la antigua biblioteca. En la plaza Santa Anna y la plaza Universitat derribó las paradas del mercado. La caída de árboles obligó a cortar la carretera de Granyena y la carretera de Guissona.

En Mollerussa, el temporal provocó la caída de una conducción de agua en una fachada en la calle Ferrer i Busquets, se desprendieron partes de ladrillo de una vivienda en la calle Girona y una rama de un árbol cayó en la carretera de Miralcamp. En el Palau, dos camiones quedaron atrapados en el barro en un parking. En Bell-lloc se acumularon dos dedos de pedrisco.

En el Urgell, los municipios más dañados fueron Tàrrega y Verdú. En la capital, el fuerte viento arrancó una fachada de una nave industrial el polígono de La Canaleta y parte del tejado de dos, mientras que otras sufrieron desperfectos. También se llevó el tejado de una granja de cerdos de unos 1.500 metros cuadrados. En la ciudad también resultaron dañados árboles y mobiliario urbano. Se desprendió el balcón de una vivienda y hubo afectaciones en tejados.

En Verdú, el fuerte viento se llevó la cubierta de un almacén agrícola y parte del tejado de la residencia de Sant Pere Claver. También hizo caer parte del tejado y la pared de una granja y desprendió un balcón, entre otros desperfectos.

Tras la nieve llegó el pedrisco y enero puede acabar en mangas de camisa El viento huracanado y el granizo forman parte de una turbonada, un fenómeno inusual en los meses de invierno pero que ya azotó el llano de Lleida y en especial la Segarra el pasado mes de marzo. Esta vez hubo quien lo vio venir, al menos con unas horas de antelación. Armand Álvarez, del Observatori de Lleida, dejó constancia el jueves en su cuenta de Twitter de una “actividad tempestuosa inusual para un mes de enero”. Pese a llevar 39 años observando el clima leridano, el resultado le sorprendió como al que más. “Estamos viviendo un enero extraordinario”, recalcó, tanto por la nieve que la borrasca Filomena llevó hasta las cotas más bajas como por el vendaval de ayer. “Nunca había visto nada igual”, señaló. Sin embargo, enero puede guardar todavía alguna sorpresa. Álvarez apuntó a la posibilidad de un considerable aumento de las temperaturas, aunque sin llegar a los 23 grados que son el récord de calor en un mes de enero.

El viento arrancó parte de la fachada metálica de una nave del polígono La Canaleta de Tàrrega.

El viento arrancó parte de la fachada metálica de una nave del polígono La Canaleta de Tàrrega.REDACCIÓ

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