“Invertir en la prevención del riesgo, clave para convivir con los aludes”

Los geólogos advierten de la importancia de aprender a convivir con desprendimientos de rocas como los que en los últimos años han colapsado carreteras o vías de tren, especialmente en las comarcas del prepirineo y Pirineo de Lleida, y para ello es clave invertir en la prevención del riesgo. El viernes, un alud cortó el tren de La Pobla; hace cuatro meses cayó una pared del congosto de Mont-rebei y hace dos años el derrumbe de una montaña mató a dos leridanos de Sant Esteve de la Sarga.

Para el presidente del colegio de Geólogos de Catalunya, el leridano Ramon Pérez, “es básico hacer inversión geológica de campo, monotorizar el riesgo y jerarquizar las actuaciones más importantes para aumentar la seguridad en los espacios naturales y en las vías de comunicación”. Asegura que el desprendimiento en la línea de La Pobla el viernes era muy difícil de predecir porque se produjo en un punto que FGC “ya tenía identificado y se habían instalado sistemas de protección”.

Habitualmente un macizo da señales, “un desprendimiento no pasa de la noche a la mañana. Con información tenemos conocimientos suficientes para hacer un diagnóstico, pero es muy difícil tener toda la montaña saneada”.

Señaló que la “radicalización” del clima, con fenómenos extremos como el Gloria o Filomena, que cada vez son más frecuentes, actúa como catalizador, aunque no es el único factor. Según Pérez “nunca como ahora se ha trabajado tanto en la estabilización de taludes y laderas de la red viaria y ferroviaria de montaña”.

Por su parte, Joan Escuer, también leridano, miembro del observatorio del riesgo geológico y expresidente del colegio de Geólogos, apuntó que “el peligro es el mismo, lo que ha cambiado es la exposición, que aumenta la vulnerabilidad”. Aseguró que los aludes de rocas son fenómenos habituales y que la línea de La Pobla transcurre por “algunos puntos susceptibles de montaña”.

Afirmó que FGC está “lidiando con terrenos difíciles pero ha llevado a cabo una gran inversión en estabilizar laderas”. Esta inversión en la infraestructura permite tener los riesgos “bastante controlados aunque el riesgo cero no existe”.

Recordó que el riesgo de desprendimiento en el congosto de Mont-rebei siempre ha sido el mismo, “pero ahora lo visitan miles de personas y aumenta la probabilidad, es más vulnerable”. El jefe del área geotécnica del Institut Cartogràfic, Pere Buxó, aseguró que los desprendimientos siguen un patrón que puede repetirse, especialmente en terrenos abruptos y macizos rocosos como los del Pallars y la Noguera.

Incidió en la inversión para hacer compatible la seguridad y la conservación del entorno natural, y en las medidas preventivas. En 2018, un año récord de lluvia, en las comarcas de Lleida se registraron 115 desprendimientos en carreteras.

Continúa la operación para estabilizar el talud del tren

Los trabajos para estabilizar la ladera de la que se desprendieron rocas el pasado viernes que hicieron descarrilar el tren de la línea de La Pobla entre Santa Linya y Àger seguían ayer con la actuación centrada en la cotas bajas del talud. Para sellar o hacer caer algunas de las rocas más inestables de la ladera los operarios trabajan colgados de la montaña y fijan o tiran las rocas que amenazan con caer.

A partir de hoy está previsto comenzar a trabajar en cotas más altas para tener la ladera totalmente saneada a finales de semana. El objetivo de FGC es retirar el convoy accidentado a finales de semana. Será entonces cuando se podrá actuar en los daños de la infraestructura, que a priori aguantó bien la fuerza de las piedras y no presenta daños estructurales graves que retrasen su entrada en servicio.

Fuentes de Ferrocarrils reiteraron que se trabaja para poder restablecer el servicio de tren a partir de la semana del 22 de marzo o, como muy tarde, el lunes 29, dependerá del diagnóstico final de daños y de las previsiones climatológicas del próximo fin de semana, que pueden retrasar los trabajos.