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Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.MARIA DEL MAR CEREZA

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La pandemia ha generalizado el teletrabajo y ha atraído a nuevos vecinos a los municipios rurales de Lleida. Se trata de personas procedentes de las ciudades que buscan alejarse de las aglomeraciones y que trabajan en sus domicilios, o en cualquier lugar donde dispongan de una conexión fiable a internet.

Entre ellos se encuentran veraneantes en el Pirineo que ahora viven en la que había sido su segunda residencia. También hay quien alterna temporadas en Lleida y en Barcelona, mientras que otros son antiguos vecinos que han regresado a sus pueblos de origen.

Este incipiente éxodo urbano hacia el mundo rural era algo casi impensable antes de la crisis de la Covid-19, y en algunas localidades ha llegado a revertir años de tendencia a la despoblación. Un ejemplo de crecimiento es Naut Aran, que proyecta ampliar la escuela para acoger a veinte niños y niñas de familias que se han establecido al municipio en el último año.

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Sin embargo, este flujo de población no beneficia por igual a todos los municipios. Un factor decisivo condiciona la llegada o no de nuevos vecinos: disponer de un acceso a internet estable y de alta velocidad.

“Una buena conectividad es primordial”, afirma Francesc Domenjó, originario de La Seu que durante la pandemia ha regresado a su municipio natal. “Tengo la posibilidad de trabajar en una multinacional desde el lugar donde he crecido”, explica.

La Seu y el resto de capitales de comarca de Lleida disponen de fibra óptica, pero el despliegue de esta tecnología en la provincia todavía está en curso. De ello dependen en buena medida otras opciones de conexión a internet, como por ejemplo la telefonía móvil 4G y 5G (ver desglose).

Las personas que se trasladan a teletrabajar a Lleida valoran el medio natural y la tranquilidad

Llavorsí ultima este mes el despliegue de la fibra óptica, con operarios que trabajan desde hace semanas para hacerla llegar a las viviendas. Sin embargo, este municipio acogía incluso antes a personas que teletrabajan.

Es el caso de Xavier Matheu y Noemí Carballo, establecidos en Arestui. Se instalaron en el pueblo en diciembre de 2020 y han alquilado su vivienda en Sant Cugat del Vallès.

Se declaran encantados con el silencio y la tranquilidad, y maravillados al “encontrar animalitos por la calle”. También el abogado Víctor Roselló, que desempeña su trabajo entre Llavorsí y el Maresme, destaca la calma y la belleza del paisaje entre los motivos para acudir a esta localidad del Pallars Sobirà para trabajar a distancia.

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Sin embargo, la tranquilidad y un entorno natural admirable no siempre son suficientes por sí solos para atraer a nuevos vecinos que desempeñan su trabajo a través por teléfono e internet. El alcalde de Tiurana, Àngel Villarte, lamenta que el pueblo no disponga de fibra óptica, lo que impide que muchos interesados en vivir en la localidad y teletrabajar en ella no puedan hacerlo. Según Villarte existe un punto de conexión a tan solo 800 metros de la población, pero Telefónica no está dispuesta a extender su red hasta las casas.

“Por esta razón tendremos que esperar al despliegue de la Diputación y la Generalitat” apunta el alcalde, que teme que tarde años en llegar a Tiurana. “Nosotros deberemos hacer la conexión con la conducción troncal y desplegar unos cuatro kilómetros de cable, y estamos dispuestos a hacerlo”. No obstante, Villarte señaló que es triste dejar pasar tanto tiempo, teniendo en cuanta que el boom del teletrabajo se está dando ahora y ha habido una veintena de personas interesadas. “Hemos perdido una oportunidad y veinte vecinos para nosotros son muchos”, recalcó el primer edil de este municipio, de poco más de setenta habitantes.

«Puedo trabajar en Llavorsí igual que en Barcelona» Víctor Roselló es un abogado de 45 años que lleva mas de un año dividiendo su vida laboral entre Llavorsí y Tiana, en el Maresme. “Tengo familia en Llavorsí y siempre hemos venido a pasar temporadas.

Siempre me ha gustado esto, todo está cerca, y el trato de la gente, pese al teletrabajo, es más cercano, por no hablar del entorno natural”. Asegura que con un ordenador y acceso a internet puede “trabajar igual en Barcelona que en Llavorsí, ya que tienes la oficina en casa y resulta muy cómodo”.

“Cuando mi situación familiar me lo permite me desplazo al Pallars Sobirà, donde puedo trabajar con toda comodidad y sin ningún tipo de carencia de otras prestaciones que podría encontrar en la gran ciudad”, explica..

«Mi oficina es la sala de plenos del ayuntamiento» Maria del Mar Cereza se dedica al marketing y la comunicación y actualmente trabaja en el sector de la educación. Pasó el primer confinamiento, el de la pasada primavera, en Barcelona y explicó que “fue muy duro”.

Por ello, ella y su familia decidieron “ir a un lugar más seguro y más sano”. Ahora vive entre Barcelona y Vilaller, donde se ha empadronado.

Su familia tiene una segunda residencia en el municipio, donde pasaba todos los veranos. Explicó que “teletrabajo desde la sala de plenos”, donde el ayuntamiento ha instalado wifi, y dio las gracias al consistorio por ofrecerle esta posibilidad.

Por su parte, la alcaldesa, Maria José Erta, explicó que cuatro personas usan este espacio del ayuntamiento para el teletrabajo. .

«He vuelto a La Seu y aquí disfruto de la vida que me gusta» Francesc Domenjó nació en La Seu y trabaja para una multinacional en Barcelona. En enero lo nombraron jefe de ventas en Italia, donde tendría que haberse trasladado, pero la crisis sanitaria ha aplazado su viaje y lleva un año teletrabajando desde su ciudad natal.

Asegura que ha ganado calidad de vida y que “trabajar rodeado de naturaleza es un gran lujo”. En La Seu “disfruto de la vida que me gusta y donde todo es mucho más accesible”.

“Tengo todo lo que necesito, la conexión a internet es buena y me permite desempeñar mi trabajo”, añade. Considera “esencial” apostar por la banda ancha y la tecnología para “atraer talento”.

“Todo el sistema económico se encara cada vez más a un estilo freelance, totalmente remoto y con contratos esporádicos” y para ello, “una buena conectividad es primordial”. “Soy feliz porque puedo trabajar en una multinacional desde el lugar donde que he crecido y esto es posible gracias al teletrabajo”, concluye, informa C.

Sans..

«Es una apuesta muy ‘heavy’, pero también muy gratificante» Acostumbrados a los usos y costumbres de una gran ciudad, Xavier y Noemí lo tuvieron claro. El confinamiento les hizo plantearse salir de Sant Cugat para instalarse, de momento sin fecha para volver, en el pueblo de Arestui, en Llavorsí.

Explican que “el teletrabajo llegó durante el confinamiento y vimos que podíamos hacerlo perfectamente rodeados de naturaleza, calma, silencio y, casi, casi, sin ver a nadie en semanas. Aquí tenemos todo lo que necesitamos y ahora ya nos agobia un poco ir a Barcelona”.

En su nueva residencia “disponemos de todos los servicios y disfrutamos más del día a día. Nuestra vida es más saludable, disfrutamos del aire puro, la naturaleza y tampoco echamos de menos la vida en la ciudad”.

Este cambio en sus costumbres les ha exigido “una disciplina para trabajar y unas pautas”. A partir de ahí, afirman, “todo es muy fácil.

Es una apuesta muy heavy pero gratificante, y cambio de vida drástico aunque seguimos conectados con el trabajo, vemos a los compañeros por vídeollamada”..

Evitar una nueva “brecha digital” entre municipios Las imagen superior muestra operarios desplegando la red de fibra óptica en Llavorsí. La de la izquierda, el pueblo de Tiurana, sin conexión pese a tener un enlace a menos de un kilómetro. El proyecto de la Generalitat y la Diputación para una red pública de fibra óptica pretende evitar una nueva “brecha digital” entre municipios con banda ancha y los que carecen de ella.

El despliegue de la fibra avanza, pero más lento de lo previsto Todas las capitales de comarca de Lleida tienen red de fibra óptica, una tecnología al alcance de cada vez más municipios de la provincia. Sin embargo, la mayoría sigue fuera de los planes de despliegue de las principales operadoras.

En muchos casos, la opción para disponer de esta conexión de banda ancha es la red pública que promueven de forma conjunta la Diputación y la Generalitat. La primera etapa del despliegue, recientemente aprobada, abarca 82 municipios aunque se plantea con un año de retraso respecto a los planes iniciales.

La corporación provincial espera aprobar en breve la segunda etapa y desarrollarla junto a la primera para tratar de recuperar el tiempo perdido. El objetivo es que el cable llegue a todos los municipios en 2023.

A partir de entonces deberá extenderse a los diferentes núcleos de población. Para alcanzar esta última meta, se barajan otras tecnologías para dar acceso a internet de banda ancha allí donde lo sea posible hacer llegar la fibra.

La conexión por rediofrecuencia, por satélite y la telefonía móvil 4G y 5G son algunas de las alternativas. Sin embargo, la mayoría de ellas necesita el despliegue previo de la red de fibra para alcanzar su máxima efectividad.

«Llegamos con la pandemia y nos quedamos» Montse Torra y Toni Manzano viven en Vinaixa desde finales de febrero de 2020. “En ese momento había llegado de Washington, cuando las fronteras entre UEEUU y Europa se cerraron.

De hecho hacía 20 años que veníamos en fin de semana y los dos vivíamos en Mataró. Cuando la crisis sanitaria se complicó decidimos quedarnos en el pueblo donde nos sorprendió el confinamiento.

Descubrir la naturaleza y el entorno ha sido un regalo y no nos hemos movido de aquí, aunque nuestras hijas están en Mataró. Hace 6 años cofundamos una compañía en Silicon Valley (Aizon.ai) dedicada a crear inteligencia artificial para mejorar procesos de fabricación farmacéuticos, Además, doy clases en la Universidad sobre esta materia, todo sin movernos de casa.

La llegada de la fibra óptica ha sido una ventaja para trabajar con garantías”, explica Toni. Montse colabora con las entidades del pueblo donde la pareja se ha integrado sin problema y donde se han empadronado.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.MARIA DEL MAR CEREZA

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.MARIA DEL MAR CEREZA

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.MARIA DEL MAR CEREZA

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

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Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

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Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.

Operarios instalando este mes la fibra óptica en Llavorsí.MARIA DEL MAR CEREZA

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