Condenado a 6 años y 2 meses de prisión al acusado de abusar de una vecina con discapacidad en Balaguer

La Audiència de Lleida ha condenado a 6 años y 2 meses de prisión al acusado de abusar sexualmente de una vecina con discapacidad en Balaguer, entre mayo y en abril de 2019.

La Sala considera probado que el hombre, de entonces 67 años, conseguía contactos sexuales con la mujer, de 27, a cambio de dinero, aprovechándose de su vulnerabilidad.

Aunque el acusado negó los hechos al juicio, la Sala da credibilidad a la mujer -que explicó varios episodios de tocamientos y abusos sexuales- y también a las psicólogas que dijeron que la discapacidad era "evidente" y que era "muy fácil" acercarse a ella y aprovecharse.

La Audiencia también impone al hombre una orden de alejamiento, libertad vigilada durante 5 años y que indemnice a la víctima con 6.000 euros.

Aunque la Fiscalía pedía 8 años y 9 meses de prisión por un delito continuado de abuso sexual y 3 años más por haber obtenido relaciones sexuales con una persona con discapacidad a cambio de dinero, finalmente la Audiencia ha condenado al hombre a 3 años y medio de prisión por un delito de abuso sexual en grado de tentativa y a 2 años y 8 meses de prisión por corrupción de una persona con discapacidad a cambio de dinero.

Durante el juicio, el acusado reconoció que la chica, hija de un vecino, había ido a su casa a veces pero aseguró que sólo hablaban y tomaban alguna cosa. "Yo vivía solo y estaba contento que me pasara a ver", dijo, pero negó haberle ofrecido nunca dinero a cambio de sexo.

En cambio, la mujer explicó que cuando iba a su casa, él "tenía ganas de rollo" y que le dijo que tenía discapacidad intelectual. El hombre, en cambio, en su declaración negó saberlo. "No sabía que la chica tenía una discapacidad intelectual ni que estaba incapacitada judicialmente. Me parecía que estaba dentro de la media", declaró.

La chica también declaró que después del primer encuentro sexual, el hombre le dio dinero y que ella volvió a ir a su casa varias veces -aunque no pudo precisar cuántos- precisamente porque le daba "refrescos y dinero".

En este sentido, las psicólogas explicaron que la chica, a causa de su discapacidad, no era capaz de prever las consecuencias ni de modificar la conducta. "Ella sólo actuaba con un objetivo, por lo que podía obtener si hacía alguna cosa y no era capaz de prever situaciones de riesgo", explicaron. Además, "yo no tenía ganas de hacer eso pero no sabía decir que no. Ahora me están enseñando a aprender a decir que no", añadió la chica, que desde los hechos está internada en un centro. "Es evidente que es incapaz de dar su consentimiento", concluyó a la fiscal.