CAMBIO CLIMÁTICO
Cinco días menos de lluvia y un aumento de 6 ºC en la temperatura, efectos del cambio climático en el Pirineo a final de siglo
Según un estudio de la Universitat de Barcelona
Un equipo de la Universitat de Barcelona (UB) ha analizado cómo podrían estar en el futuro los periodos secos y cálidos en el Pirineo según diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero.
Los resultados, publicados en la revista 'Natural Hazards and Earth System Sciences', muestran que en una situación intermedia (limitando las emisiones que aceleran el cambio climático) no habría un aumento de rachas secas de larga duración, pero sí de la temperatura durante estos periodos.
En cambio, si estas emisiones no se redujeran durante todo el siglo XXI, los periodos sin precipitaciones en verano durarían cinco días más por término medio y, además, se verían acompañados de un aumento de la temperatura de hasta 6 °C en comparación con las actuales.
En la investigación ha participado el investigador Marc Lemus-Cánovas, del Grupo de Climatología de la UB, y Joan Albert López-Bustins, profesor del Departamento de Geografía. Los dos forman parte del Institut d'Investigació de l'Aigua de la UB y consideran que estos resultados supondrían "un aumento potencial de los riesgos ambientales, como incendios forestales, graves pérdidas de rendimientos de cultivos, efectos negativos sobre la biodiversidad o sobre los recursos hídricos," entre otros.
Dos variables que incrementan los riesgos medioambientales
El informe ha analizado, por una parte, si la duración de los días consecutivos sin precipitación ha aumentado o aumentará en el futuro y, de la otra, si cuando se produzcan estos periodos secos, las temperaturas máximas serán más altas que hoy día. Es la primera vez que se estudian estas dos variables conjuntamente en el área del Pirineo, una aproximación que permite evitar una infraestimación del riesgo que suponen estas condiciones climáticas para la zona."
El estrés hídrico al cual está sometida la vegetación por una combinación de un periodo largo de sequía y una temperatura elevada es más alto que si tan sólo analizamos uno de los dos componentes. La concurrencia de largos periodos secos y temperaturas extremadamente cálidas puede inducir riesgos medioambientales como incendios forestales, pérdidas de rendimiento en los cultivos, y en general, problemas graves en el entorno de la biodiversidad del área estudiada, que no se detectarían teniendo en cuenta sólo una de las variables," explica Lemus-Cánovas. El estudio ha partido de datos climáticos de las diversas partes del Pirineo desde 1981 hasta el 2015.
Esta información se ha obtenido, en parte, gracias al trabajo llevado a cabo desde el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático a través del proyecto CLIMPY, que ha permitido recuperar una gran cantidad de series climáticas. "Estos datos nos indican que, hasta hoy, el riesgo que comporta la ocurrencia simultánea de rachas secas de larga duración y de temperaturas máximas extremas se ha visto incrementado por el aumento de uno de estos componentes: la temperatura.Eso ha sucedido de una manera similar tanto a la primavera como al verano, y en todo el Pirineo en general", destaca al investigador.
Temperaturas cada vez más extremas
Con el objetivo de estimar la evolución de estas dos variables durante el resto del siglo XXI, los investigadores han tenido en cuenta dos de los cuatro escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero establecidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.
"En un escenario intermedio de emisiones, que asume que a mediados del siglo XXI las emisiones inician un proceso de estabilización y en el 2100 ya no hay una tendencia creciente de emisión de gases, el patrón seguirá siendo el que hemos tenido hasta hoy: las temperaturas serán cada vez más extremas cuando se produzcan estas rachas secas, pero la duración de estos periodos secos no se verá incrementada", describe al investigador.
En cambio, este panorama cambiaría sustancialmente en un escenario de altas emisiones, en las que el volumen de emisiones seguiría aumentando durante todo el siglo. En estas condiciones, los autores han detectado que durante la primavera tendría lugar un aumento notable de la duración de los periodos secos, sobre todo a la mitad oriental del Pirineo, y también un incremento fuerte en los extremos térmicos durante estas rachas secas.
"En verano, la duración de los días sin lluvia se incrementará de manera notable en toda la vertiente norte del Pirineo y las temperaturas extremas también sufrirán un incremento muy fuerte. El área menos expuesta a estos incrementos en los dos componentes, a grandes rasgos, sería la más occidental y con más influencia atlántica", explica Lemus-Cánovas.
Según los investigadores, estos resultados subrayan la importancia de parar la tendencia al alza de emisión de gases de efecto invernadero. "Hemos visto que un escenario intermedio no es ideal, porque el aumento térmico es muy notable.
Ahora bien, un aumento drástico de la duración de los periodos secos y al mismo tiempo de las temperaturas extremas podría conducir a un escenario catastrófico, a causa de las graves implicaciones que tendría en una zona muy frágil, dónde el 59% de la superficie está cubierta por bosques," alertan.
En este sentido, Lemus-Cánovas señala que este estudio tendría que dar "más argumentos para facilitar recursos públicos a los actores que se dedican a la gestión forestal y ecológica del Pirineo, con la finalidad de adaptarla para el futuro en la medida en que sea posible".
Así, concluye que promover una política de mitigación del cambio climático es una asignatura "pendiente". Recientemente, el Grupo de Climatología de la UB ha recibido una resolución favorable por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación sobre la concesión de un proyecto de investigación que permitirá al equipo dotarse de recursos para seguir avanzando en esta línea de investigación durante los próximos tres años.