«La montaña es peligrosa»

En los últimos años han aumentado los rescates ¿Cuáles son los motivos que explican este incremento?

Solo el año pasado, y pese a la pandemia, hubo un incremento de un 15 por ciento, que es una cifra muy bestia. La gente tiene ganas de salir de casa y muchos optan por acudir a la naturaleza donde hay menos gente que en las zonas turísticas.

¿O sea que han aumentado porque hay más personas en la montaña?

Sí, es una consecuencia. Más gente es sinónimo de más rescates.

¿Cuál es la salida más habitual?

La de atención a senderistas que han sufrido una lesión, habitualmente torceduras.

Desde Bomberos se repite constantemente que se debe ir preparado, conocer el tiempo que hará, no ir solo..

Sí. La montaña es bonita, pero peligrosa y hay que ser prudentes.

Hay rescates que pueden llegar a complicarse.

Cierto. Pero debo decir que no ahorramos ningún recurso a la hora de resolver una emergencia. Si hace falta se activan los rescatadores que están de fiesta.

Hay días, especialmente los fines de semana de verano, con muchos servicios.

Recuerdo que una vez contabilizamos 17 salidas en 24 horas. El tiempo de respuesta es rápido, pero puede darse el caso de que haya varias emergencias simultáneas. En este caso, priorizamos según la gravedad.

¿Qué sienten a nivel personal?

En la mayoría de casos ves a los afectados muy “apurados”, por decirlo de algún modo. Nosotros somos como el pájaro que te viene a recoger. Es muy importante la empatía con el herido y con sus acompañantes. Nos apasiona nuestro trabajo y es gratificante porque tratas con seres humanos.

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tírvia

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“Cada rescate es diferente y nosotros debemos adaptarnos a múltiples condicionantes como el tiempo que hace, la maniobra para acceder a la víctima, la orografía del terreno, la hora, etc.”, comenta Ricard Balaguer, uno de los rescatadores.

Sin embargo, sí hay un desarrollo similar en todos ellos. Los GRAE son activados desde el control central.

Pueden pasar unos diez minutos entre que reciben el aviso y el helicóptero despega, ya sea en La Seu d’Urgell o Tírvia.

En esta última base pasan los días de verano porque, por ejemplo, permite acceder con más rapidez a Aigüestortes o el Montsec, donde hay más rescates. En operaciones básicas, lo primero que hacen es localizar dónde se encuentra el afectado, que puede estar lesionado, desvanecido o desorientado.

Muchas veces las víctimas van con otras personas que han dado la alerta..

Miquel Blanco, otro rescatador, explica que “lo primero de todo es establecer la estrategia que vamos a llevar a cabo”.

El piloto hace una vuelta de reconocimiento y se decide si el helicóptero puede aterrizar allí o en un lugar cercano o, por el contrario, el rescate se tendrá que hacer desde el aire con la grúa. En el primer caso, se busca la zona adecuada y los rescatadores y el médico, este último si es necesario, se desplazan a pie hasta la persona afectada.

En el segundo supuesto, el rescatador desciende hasta el herido y hace una valoración de la actuación, desde si se puede extraer en ese mismo momento a si es necesario que reciba una primera atención médica.

Es esencial la coordinación del equipo, especialmente del operador. “Tengo que estar perfectamente coordinado entre el piloto y los rescatadores”, afirma Unai Dalmau.

También se debe valorar si se puede subir con el arnés o es necesaria la camilla.

Una vez en el helicóptero, es posible que hagan un nuevo aterrizaje para colocar a la persona afectada dentro del helicóptero. Depende del lugar en el que se produzca la intervención, pueden regresar a Tírvia, donde les espera una ambulancia, o vuelan directamente a Tremp, Vielha o Lleida para trasladarlos al hospital.

Si la persona está ilesa, la suelen dejar cerca de la zona donde tiene el vehículo.

En caso de ser grave, se hace un transfer a un helicóptero medicalizado. .

“Con el helicóptero podemos trabajar en lo que se denomina orto-ocaso, es decir, desde que amanece hasta que anochece. Esto nos limita en según qué actuaciones”, comenta el piloto Pol Tomàs. Dalmau recuerda, por ejemplo, “un rescate en la vía Delfos, en Mont-rebei, con una excursionista herida a última hora de la tarde, cerca del ocaso. En segundos tuvimos que decidir si hacíamos una maniobra rápida pero compleja o, por el contrario, optábamos por otro tipo de intervención, lo que habría provocado que el rescate se alargara durante toda la noche. Hicimos lo primero y salió bien”.

Los rescatadores también destacan la importancia del nuevo modelo, con la incorporación de un médico en el equipo. Dani Guerrero, uno de estos facultativos, explica que “poder ofrecer una atención inmediata puede resultar clave según la lesión y, además, también tranquiliza a los afectados”.

Un amplio abanico de material para atender todo tipo de emergencias Los GRAE cuentan con múltiples herramientas para los rescates.

Actúan siempre con un equipo básico que está formado por dos arneses (para la extracción del herido), litera y colchón de vacío. Además, llevan un equipo médico que incluye mochila de soporte vital avanzado (SVA) para una primera atención, otra mochila de traumatología y desfribilador.

También es clave el doble equipo de radio: el propio de los Bomberos y una banda aérea que es una comunicación interna entre los cinco miembros del equipo.

Cada rescatador carga una mochila con material imprescindible como casco, manta térmica, crampones, piolet, luz frontal, GPS e impermeable, entre otros elementos. Además, siempre lleva un silbato (clave para avisar en barrancos o búsquedas) y una navaja (por si tienen que cortar alguna cuerda).

Hay otro material según el tipo de rescates como son los de escalada, barrancos o cuevas.

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Un helicóptero único que alcanza los 290 km/h y tiene un cable de grúa de 90 metros El helicóptero que utilizan los GRAE de Lleida es un BELL429, considerado uno de los mejores aparatos para prestar servicios de búsqueda y rescate en todo el mundo.

Es el primero que hay en España e Interior ha destinado 4,5 millones en tres años. Está adaptado para transportar una camilla y tiene una capacidad para 5 personas –piloto, operador de grúa, dos rescatadores y médico–.

La grúa de la aeronave permite hacer maniobras desde más altura, ya que el cable tiene más longitud, y permite operar de forma efectiva desde unos 90 metros.

También puede desplazarse a una mayor velocidad. Alcanza los 290 km/h y puede llegar a los 7.000 metros de altura.

Aparte de la mejora en las capacidades operativas y de trabajo, se trata también de una aeronave polivalente y podría apoyar, por ejemplo, en la extinción de incendios forestales..