ESNOTICIA
33 muertos en 12 años
La N-240 es una de las carreteras con mayor siniestralidad de Lleida por su alto volumen de tráfico, muy similar al de la autopista || El goteo de accidentes impulsó movilizaciones para exigir al Estado mejoras en la seguridad
Treinta y tres personas han perdido la vida en accidentes de tráfico en el tramo leridano de la N-240 (la alternativa gratuita de Lleida a la costa y Tarragona) en los últimos doce años, en una de las carreteras con mayor siniestralidad de las comarcas leridanas, algo que se atribuye al elevado volumen de tráfico y a los muchos tramos que todavía tiene solo dos carriles.
El tráfico es muy similar a la autopista, con una media de más de 10.000 vehículos al día, según los últimos datos del ministerio (antes de la pandemia). Esta y la C-14 son también las que registran mayores excesos de velocidad y este año ya ha habido denuncias penales a conductores que circulaban a más de 180 kilómetros por hora en tramos donde el límite era de solo 80 Km/h.
El goteo de accidentes, y muy especialmente los que se cobraron víctimas mortales, ha impulsado durante las últimas décadas movilizaciones del territorio para exigir seguridad vial.
Entre 2009 y 2018 hubo muertes todos los años en accidentes en el tramo leridano de la N-240
Seis personas fallecieron en accidentes en la N-240 en 2009. Desde entonces y hasta 2018, no pasó año sin que alguien perdiera la vida en esta carretera. En 2010 murieron otras seis personas, y otras tantas en 2011. Al año siguiente, en 2012, hubo cinco fallecidos, y dos en 2013. Entre tanto, proyectos para construir cinco rotondas para reducir el riesgo en las intersecciones más peligrosas se incluían año tras año en los presupuestos del Estado sin que llegaran a ejecutarse. Solo la prevista en Margalef vería la luz años después, en 2016.
La reivindicación se dividió entre partidarios de desdoblar la carretera y de rescatar el peaje de la AP-2
Los años 2014, 2015 y 2016 se saldaron con un muerto cada uno en el tramo leridano de la N-240, y hubo tres más en 2017. En 2018, los accidentes en esta carretera se cobraron las dos últimas víctimas hasta la fecha. Ese fue el año en que se puso en marcha el desvío obligatorio de camiones a la AP-2 con un peaje bonificado.
Para entonces, los municipios en el trazado de la N-240 ya consideraban que las rotondas que el Gobierno prometía año tras año eran ya insuficientes para mejorar la seguridad, mientras que el proyecto que planteaba que la autovía A-27 uniese Tarragona y Lleida quedó finalmente descartado.
Las movilizaciones del territorio para reclamar seguridad ya habían comenzado durante la primera década de este siglo, a veces con cortes de la carretera. Sin embargo, durante la década pasada esta reivindicación tomó dos caminos diferentes. Por un lado, la de los ayuntamientos agrupados en la plataforma Prou Morts a la N-240, partidarios de desdoblar la actual carretera para evitar la congestión del tráfico y reducir la siniestralidad. Esta era el posicionamiento que defendió primero CiU y después su sucesor, el PDeCAT.
Frente a esta propuesta, entidades agrupadas en la plataforma Rescap-2 y partidos como ERC, la CUP y los Comuns planteaban una alternativa: rescatar la concesión de la autopista para alzar las barreras de peaje y favorecer así que la autopista gratuita absorbiera una buena parte del tráfico de la carretera.
Consideraban que indemnizar a Abertis por el fin anticipado de la concesión era más barato que una autovía, tendría un efecto inmediato en mejorar la seguridad y evitaría el impacto ambiental de una nueva vía de alta capacidad. Finalmente, la concesión toca a su fin y el peaje se alzará sin necesidad de pagar rescate. Entre tanto, el Estado elabora estudios para mejorar la N-240 en el tramo leridano, pero aún sin fecha de obras.